jueves, 9 de julio de 2009

Caen en Vigo dos colaboradores de una red internacional que estafó más de 400.000 euros por Internet

Lograron estafar 400.000 euros a través de Internet con más de 90 operaciones de ´phising´. La Guardia Civil ha desmantelado una red internacional dedicada a la comisión de estafas bancarias a través de Internet en una operación que se saldó con 15 detenidos. Otras 39 personas están imputadas, entre ellas dos ciudadanos extranjeros que residían en Vigo y que colaboraban con el grupo haciendo el papel de intermediarios: actuaban como "muleros", remitiendo a los "cabecillas" de la red el dinero estafado a las víctimas, con plena consciencia de que la actividad era ilegal. El operativo se desarrolló en las provincias de Tenerife, Barcelona, Tarragona, Murcia, Madrid y Pontevedra, donde hubo un registro en la ciudad olívica.
Las investigaciones se iniciaron en marzo, cuando los investigadores detectaron la presencia en Tenerife de un grupo de ciudadanos moldavos que retiraban grandes cantidades de dinero de distintas entidades bancarias. Los agentes vieron que mantenían contactos con una banda organizada con ramificaciones en Inglaterra, Italia, Moldavia, Ucrania y Rusia, dedicada a cometer estafas bancarias a través de Internet mediante el ´phising´, que es una modalidad delictiva que consiste en suplantar la imagen de una empresa o institución para obtener datos de usuarios y utilizarlos de forma fraudulenta para perpetrar la estafa.
Los delincuentes engañaron a empresas y particulares de Albacete, Alicante, Almería, Barcelona, Badajoz, Bilbao, Castellón, Ciudad Real, Gerona, Madrid, Sevilla y Tarragona. La Guardia Civil identificó a los integrantes de la ´célula española´, integrado por ciudadanos la mayoría extranjeros afincados en Madrid, Barcelona, Tarragona y Tenerife. Otros vivían en países de la Europa del Este, principalmente en Moldavia, Ucrania y Rusia.
Vulneración
La organización contaba con ´hackers´ informáticos que infectaban ordenadores y espiaban las líneas de acceso a Internet. De esa forma se hacían con las claves y cuentas bancarias de empresas y particulares usuarios de banca electrónica. Una vez que la seguridad de los equipos de las víctimas quedaba vulnerada, los estafadores ordenaban transferencias bancarias. La organización tenía colaboradores –como los dos de Vigo, uno de ellos ciudadano del Este– captados a través de anuncios publicados en prensa rusa o en foros y chats de Internet: les daban una comisión y ellos enviaban el dinero al extranjero.

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