sábado, 11 de abril de 2009

El último viaje de «Iván el Terrible»

A sus 89 años, acusado de ser «Iván el Terrible» de los campos de exterminio de Sobibór y Treblinka y corresponsable de la muerte de 29.000 judíos, John Demjanjuk va a ser extraditado desde Estados Unidos y juzgado por fin en Alemania
El último viaje de «Iván el Terrible»
John Demjanjuk ha debido de tener días mejores que los que le aguardan tras su próxima extradición. Con 89, 66 años después de la liberación de los campos de exterminio de Sobibór y Treblinka, donde parece que era conocido como Iván el Terrible, este ucraniano emigrado a EE.UU. va a tener que rendir cuentas de 29.000 cargos -viejos pero imprescriptibles- de complicidad en asesinato.
Hasta el último minuto ha alegado su inocencia para impedir la extradición del Estado de Virginia, donde condujo una segunda vida. Su última petición de clemencia invocaba su salud y senilidad para emprender el largo viaje hacia la justicia en Alemania, en esas circunstancias representaría «un caso de tortura» agregó. Es paradójico cuando se conocen las condiciones en que cientos de miles de ancianos judíos de toda Europa fueron pisoteados y enviados a las cámaras. La ministra de Justicia bávara, Beate Merk, calificó la alegación como «cínica e intolerable».
«Probablemente esté viejo y débil», ha dicho de Demjanjuk el presidente del Congreso Mundial Judío Ronald Lauder, hijo de la célebre reina de la cosmética Estée Lauder, «tanto como muchos supervivientes del holocausto cuyas vidas fueron arruinadas por gentes como él. Ningún criminal de guerra nazi debe sentirse seguro en ningún lugar del mundo».
Que la gente suele ser ávida de venganzas, aun exentas de toda justicia, es conocido desde aquellas mujeres haciendo punto ante la guillotina. Y sin embargo el emigrante ucraniano Ivan (John) Demjanjuk, trabajador jubilado de la industria del automóvil en Cleveland, insiste en su inocencia ante la reclamación del tribunal que entiende de su caso en Múnich. Alemania dice tener jurisdicción dado que 1.900 de los judíos ejecutados eran ciudadanos alemanes y Demjanjuk residió cerca de Múnich antes de emigrar a EE.UU. en 1950.
Su presencia en los siniestros campos era conocida desde los años 70 y en 1986 fue extraditado a Israel donde, en 1988, fue condenado a muerte por sus responsabilidades en Treblinka. Finalmente, en 1993, el Supremo israelí sentenció que no podía ser probado absolutamente que Demjanjuk fuese «Iván el Terrible» y aquél pudo regresar a los EE.UU. En 2001 fue juzgado de nuevo y demostrado que había mentido en sus papeles sobre su pasado nazi y que había sido guarda en los campos de Sobibór, Majdanek y Flossenbürg; fue despojado de su ciudadanía norteamericana y es apátrida desde entonces, dado que Ucrania rehusa repatriarlo.
Pero en noviembre, un tribunal bávaro presentó de nuevo lo que ha sido considerado como «pruebas documentales suficientes» sobre la íntima relación entre Demjanjuk e Iván el Terrible. El director de la oficina de documentación del nazismo, Kurt Schrimm, dice haber hallado «cientos de documentos y numerosos testimonios que hablan contra Demjanjuk», procedentes de archivos en Israel, EE.UU. y varios centros en Alemania. «Por primera vez tenemos incluso listas de nombres de personas que fueron conducidas, personalmente por Demjanjuk, a las cámaras de gas. No tenemos duda de que es el responsable de la muerte de más de 29.000 judíos». El departamento ha sido criticado por organizaciones hebreas por producir escasos resultados y acaba de celebrar su 50 aniversario.
Exágono de la muerte
En la región de Lublin de la Polonia ocupada, al extremo del gran bosque de Parczew, Sobibór formó, junto con Auschwitz, Chelmno, Belzec, Treblinka y Majdanek, el exágono de la muerte en el sistema de represión, concentración y exterminio que acabó con el pueblo hebreo europeo.
Los tres últimos y Sobibór son resultado de la Operación Reinhard y la «Solución Final del Problema Hebreo», sentenciada en la Conferencia de Wannsee en enero de 1942. Fue ejecutada bajo mando del general de las SS Odillo Globocnik y empleó al personal del Programa de Eutanasia T4, que debido al escándalo de la Iglesia había sido suprimido en Alemania y trasladado secretamente a Polonia oriental.
En Sobibór acabaron sus días las viejas juderías de Czernowitz, Lwów, Bialystok, Vilna y Kaunas, así como miles de prisioneros de guerra soviéticos de origen judío y, como sostiene Raul Hilberg en «The Destruction of the European Jews», 200.000 europeos de religión o raza judía fueron allí aniquilados en cámaras de petróleo.

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