domingo, 15 de marzo de 2009

TESTIGO-Un paseo por zona Chernobyl que ahora es reserva natural

BABCHIN, Bielorrusia (Reuters) - Nos animamos a salir al amanecer de una dilapidada choza enclavada en un bosque para ver a los animales, aunque levantarse temprano no siempre es necesario.

Todavía inhóspita para humanos, la "zona de exclusión" de Chernobyl, un radio de 30 kilómetros contaminados en torno al lugar de la explosión del reactor nuclear del 26 de abril de 1986, es ahora es una reserva natural y está repleta de lobos, alces, bisones, jabalíes salvajes y osos.

Los jabalíes, que generalmente restringen sus salidas al atardecer, saquean lo que queda de los jardines durante el día, paseándose por las vacías calles de la ciudad, deambulando por granjas y asentamientos en busca de comida.

Los alces también se animan a salir -como la vaca y sus dos jóvenes terneros que aparecen a la vera del camino para mascar las ramas bajas.

"Los alces son criaturas muy curiosas", dice Grigory Sys, uno de los naturalistas que supervisan a los animales en el bosque todavía radioactivo. "Querrán echarnos un buen vistazo durante un par de minutos antes de regresar al bosque", agregó.

Desde que conozco hace unos cuatro años, he acompañado a Sys una media docena de veces a recorrer la zona de 2.162 kilómetros cuadrados, vacía de gente por el fuego y la explosión en la planta situada al otro lado de la frontera en Ucrania.

Bielorrusia, en la dirección de viento de la explosión, fue el país más gravemente afectado por el peor accidente nuclear del mundo civil. Un cuarto de su territorio quedó contaminado y las aldeas desiertas a ambos lados de la frontera entre lo que entonces eran repúblicas soviéticas.

Las pérdidas humanas son incalculables: decenas de personas murieron en la explosión, hubo evacuaciones en masa de decenas de miles de personas -algunas fueron evacuadas dos veces porque las autoridades subestimaron el alcance de la radiación- y miles desarrollaron cáncer de tiroides

Pero fue algo innegablemente bueno para la vida salvaje.

"Verás, ellos escaparán un poco, pero luego se detendrán", dijo Sys sobre los alces.

Recorrer la zona junto a Sys implica pasar varias noches en una choza en el bosque, con pocas comodidades más que tres simples catres y una estufa.

Llevamos mi auto por los pueblos abandonandos de la zona. Casas, pertenencias personales, comercios, incluso servicios como parques de diversiones, han quedado intactos desde el fin de la era soviética.

DOMINIO DE LOBOS

Sys dice que los lobos, que ahora ascienden a 300, están al mando.

"El lobo es muy inteligente y astuto. Se gana el respeto de cualquier adversario. Solían matarlos en cualquier oportunidad de a cientos, incluso desde helicópteros. Pero se adaptaron y sobrevivieron", explicó.

Matar lobos ahora está prohibido, y sólo se mata selectivamente a un puñado al año por cuestiones científicas.

Eso les ha permitido dominar los bosques y praderas, si bien algunos granjeros afuera de la zona dicen que arrasan con su ganado. Los residentes de dos pueblos vieron lobos en las calles y una mujer murió al enfrentarse a ellos

Las huellas de los lobos están por todos lados. Los guías los escuchan aullar en las noches.

Durante una parada para un refrigerio en un pueblo, Sys se detuvo de repente y me dijo entre dientes que no me moviera.

El animal gris estaba visible en la carretera a unos 200 metros de distancia, tratando de evaluar lo que estamos haciendo con nuestro auto. En un instante sale disparado hacia la izquierda y se pierde entre el bosque.

Ahora libres de la presencia humana, los lobos han alterado sus hábitos alimenticios y las manadas de jabalíes se han convertido en su principal presa.

El libre movimiento de los jabalíes ahora los lleva hasta lo que se supone que es una estación alimenticia para la manada de bisontes de la reserva.

"Al bisonte de aquí lo alimentamos en diciembre. Los jabalíes a menudo vienen aquí por las noches para tratar de quedarse con su parte del alimento. Es muy divertido ver cómo los bisontes los ahuyentan", sostuvo Sys.

Las guías informan sobre abundantes huellas de osos y linces, éstos últimos clasificados bajo riesgo de extinción en Bielorrusia.

Algunos animales salvajes han desaparecido por los cambios.

La cigüeña blanca, otrora una imagen familiar en las ciudades de la zona, no gustó del aislamiento y partió en busca de áreas pobladas. Pero la cigüeña negra, adepta a los espesos bosques, se quedó

Uno de los recién llegados es el águila de cola blanca, la más grande de Bielorrusia, inusualmente avistada cerca del hombre. Sys dice que ha visto cinco nidos en una zona que ahora es claramente apropiada para las aves.

Algunas aves incluso eligen a este lugar para hibernar, atrapando sus reservas de pescado en esclusas no congeladas dentro de la zona.

La reserva -y la libertad que la ausencia de vida humana les posibilitó a los animales- sigue siendo un enorme magneto para los investigadores. Pero turistas y curiosos no son bienvenidos.

"Nos hace feliz recibir a colegas científicos de otros países para trabajar en proyectos conjuntos", dijo su director, Pytor Kudan.

"Pero me temo que no queremos turistas ni amantes aficionados a las aves o animales. Tenemos condiciones muy específicas aquí. Y una de ellas sigue siendo la elevada radiación", agregó.

(Escrito por Ron Popeski; Editado en español por Marion Giraldo)


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