domingo, 1 de marzo de 2009

El huracán económico del Este amenaza al Oeste de la UE

Los países de Europa central y oriental, después de haber registrado un extraordinario crecimiento económico en los últimos años, han entrado en una etapa de crisis profunda. El desbarajuste financiero y la recesión que golpean con dureza a los países más avanzados del Oeste han llegado a Europa del Este y amenazan con llevar a la bancarrota a sus sistemas financieros.

Diversos organismos como la Comisión Europea (CE), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el G-20, y expertos de agencias de calificación como Standard & Poor's y Moody's advierten de que Europa del Este podría entrar en una etapa parecida a la crisis asiática de finales de los años 90, cuando una serie de países del sureste de ese continente, y más tarde Argentina y México, sufrieron un 'crash' de su sistema financiero que los alejó de los inversores occidentales. «El huracán económico del Este amenaza al Oeste y pone en peligro la seguridad económica y financiera de la UE», advierte el economista y comentarista político polaco Mariusz Borkowski.

Países como Ucrania, Croacia, Serbia y Rumanía necesitan ayuda internacional para no hundirse económicamente; Hungría ha sido rescatada por la UE y el FMI, mientras Polonia, Chequia y Eslovaquia capean el temporal con dificultad. A su vez, los especuladores juegan con las monedas nacionales en países como Chequia, Hungría y Polonia, y los bancos de Europa occidental, que financiaron el 'boom' económico del Este, están sufriendo los primeros golpes de la crisis que afecta a la parte más vulnerable del continente.

Los países del Este han basado su crecimiento en la dependencia del capital extranjero y la mayoría de sus bancos -que recibirán 24.500 millones de euros en ayuda internacional- están en manos de entidades austriacas, alemanas, belgas, italianas, holandesas, francesas, griegas, portuguesas y españolas. La crisis está obligando a los inversores a repatriar una parte de sus capitales. Además, muchas empresas, bancos y particulares en Polonia o Rumanía se han endeudado en divisas extranjeras como el euro y el franco suizo, y con la depreciación de sus monedas nacionales tienen complicado devolver los préstamos.

Austria es uno de los países occidentales más afectados por la crisis del Este, porque muchos de sus bancos están implantados en Ucrania, Croacia, Rumanía y Bulgaria. Una entidad como Raiffeisen ha perdido 6.000 millones de euros en Ucrania, donde la hrivna -la moneda nacional- se ha depreciado un 30%, y el Gobierno de Viena ha puesto 100.000 millones de euros a disposición de los bancos Volksbanken y Hypo Alpe Adria, principal inversor en Croacia. El Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD) sufrió una pérdida neta de 602 millones de euros en 2008 debido a «la severidad de la crisis económica en Europa del Este, que amenaza más de dos décadas de reformas económicas en el continente», señalan los expertos de la entidad.

Hundimiento económico

La drástica reducción del crédito a empresas y familias, y también de los ritmos de crecimiento, es una de las características de la crisis en el Este, junto con la caída de las exportaciones y las inversiones extranjeras. Austria estima que la UE debería poner en marcha un plan de rescate financiero de unos 220.000 millones de euros. De lo contrario, «Europa central y oriental pueden hundirse en una profunda depresión económica que más tarde o más temprano acabará colapsando al conjunto de la Unión Europea», asegura el economista checo Jiri Pehe.

En su opinión, Letonia, Hungría y Rumanía son los países más vulnerables. La deuda húngara equivale a casi el 100% de su PIB. La riqueza de Letonia, país que ha tenido que ser rescatado por la UE, el FMI y sus vecinos escandinavos, caerá en 2009 más de un 10%. Y la situación económica de Letonia, que tuvo una inflación del 15% en 2008, es prácticamente de «muerte clínica», según el gobernador del Banco Central del país báltico, Ilmars Rimsevics.

A su vez, Lituania y Estonia han entrado en recesión y se enfrentan a un futuro incierto. Rumanía, cuya economía es comparada por los expertos «al Titanic que está a punto de hundirse», podría verse obligada a pedir una ayuda de 7.000 millones de euros al FMI o la UE. Y Chequia vive una grave crisis del sector industrial, la construcción y el turismo, mientras el paro se ha disparado y la recesión afecta también a la automoción y la electrónica en Eslovaquia.

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