lunes, 16 de febrero de 2009

Un camión de vida para Ucrania

La ucraniana es una comunidad relativamente pequeña en la Vega Baja. Está formada por apenas 500 personas, según los datos del último padrón. Sin embargo, la asociación Kalina se ha propuesto que los ucranianos se hagan visibles y que se establezca una vía de comunicación y aprendizaje cultural con los españoles.
No dejan de asistir a cualquier acto relacionado con la multiculturalidad o la integración, pero tampoco se olvidan de sus orígenes y de aquellos a los que dejaron en Ucrania. Para intentar ayudarles, han puesto en marcha una campaña solidaria con la que intentan recaudar fondos para enviar un camión lleno de medicamentos y alimentos al hospital especializado en tuberculosis de Lviv.
«En Ucrania, 17.000 personas mueren al año de tuberculosis, una enfermedad que tiene cura», explica Iván Sokalchuk, vicepresidente de Kalina. Allí es «más difícil y más caro» acceder a los medicamentos necesarios y conseguir una alimentación saludable, las dos bases para la recuperación de un tuberculoso. Algunos medicamentos no se comercializan allí y los que hay están fuera del alcance de la clase media ucraniana.
«Es gente joven la que está muriendo ahora allí, como murió aquí tuberculoso el poeta Miguel Hernández a los 32 años», indica Sokalchuk, que opina que «con muy poco, se puede conseguir mucho para mejorar la situación».
Conscientes de que el apoyo institucional es crucial para que su campaña llegue a buen puerto, los miembros de la asociación han registrado formalmente en el Ayuntamiento de Orihuela una petición muy concreta: «Sólo queremos que actúe de controlador, para que la gente sepa que el dinero que done a la campaña se va a destinar al fin para el que lo donó», exponen.
Confían en que el Consistorio les conteste pronto y que otros organismos, como «diferentes iglesias o asociaciones» se unan a ellos en su campaña.
Puede colaborar quien lo desee, con una aportación económica. «Hemos recibido ya las primeras muestras de apoyo por parte de desconocidos, que nos dicen que qué medicamentos han de comprar y dónde entregarlos, pero hemos de decirles que ellos no pueden comprarlos sino que serán expertos los que lo hagan con el dinero que aporten», explica el vicepresidente de la asociación Kalina.
Sí pueden aportar materiales, dice Sokalchuk, «empresas o agricultores que donen la cosecha que les haya sobrado y no vayan a vender».
Su idea es hacer un fondo para comprar medicamentos, inyecciones, equipamientos y alimentos ricos en vitaminas, como los cítricos, hasta completar, al menos, un camión que lo transporte todo a Lviv.
«Todas las compras se realizarían aquí, en la Vega Baja, para que los que colaboren puedan ver el fruto de sus donaciones», indica la asociación.
En el camión, planean, «podría ir un representante municipal o provincial, que estaría presente en la entrega de todo el material, como garante de la legalidad de la campaña».
Y es que quieren que todo se haga con la mayor transparencia posible, y que la campaña, de salir adelante, sea el primer paso para comenzar una línea de ayudas hacia Ucrania.

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