lunes, 16 de febrero de 2009

«Moscú busca acuerdos bilaterales de gas para arruinar el proyecto europeo»

Actual presidente del Parlamento noruego, el laborista Torbjorn Jagland -ex primer ministro y ex titular de Exteriores- es un experto reconocido en cuestiones de política energética europea. Antes de viajar a España, Jagland se entrevistó en Kiev con las autoridades ucranianas para tener información de primera mano de la reciente «guerra del gas» con Rusia.
-¿Qué impresión sacó de sus entrevistas con el Gobierno ucraniano? ¿Piensa que la crisis entre Kiev y Moscú, que condujo a la suspensión del suministro de gas ruso a Europa, puede darse por concluida?
-Me temo que no, aunque las dos partes son ahora más realistas que durante los momentos centrales de la crisis. Los rusos siguen creyendo que los ucranianos no pagan el precio adecuado por el gas que reciben, y las negociaciones -nada fáciles- se centran en torno a ese problema. Creo que los ucranianos tendrán que aceptar finalmente pagar el precio que marca el mercado, porque sin reglas claras y transparentes todo se presta al mercadeo político.
-¿Qué papel juegan en esto los países de la Unión Europea? ¿Somos sólo víctimas de un ajuste de cuentas entre dos ex soviéticos?
-Es triste comprobar que la UE es incapaz de mostrar una postura coordinada ante el problema de la crisis en el suministro energético. ¿Por qué? Porque nos limitamos a quejarnos del intento ruso de monopolizar la energía que corre del norte hacia el sureste. Es absurdo protestar sólo porque un país busque sus propios intereses. Lo incoherente es que los europeos no han sido capaces de lograr una posición común.
-¿Un ejemplo?
-Uno muy claro: la línea de gasoductos «North Stream», que viene del norte y del Mar Báltico. Es un acuerdo bilateral entre Rusia y Alemania, sin ninguna consulta previa con los otros países europeos.
-Pero tenemos el plan auténticamente europeo, la línea «Nabuco».
-¡Sí, pero tampoco existe un acuerdo definitivo respecto a ese corredor energético! Ese plan implica a Turquía, y hay asuntos aún abiertos. Así, mientras los europeos discuten y dudan, los rusos se aprovechan para poner en marcha sus propios planes. Tienen el «North Stream» con Alemania, tienen el «South Stream», tienen acuerdos bilaterales con Serbia, Bulgaria, Italia.
«Creo que los ucranianos tendrán que aceptar finalmente el precio de mercado del gas ruso»
-¿Cree que los rusos quieren sabotear el plan europeo «Nabuco»?
-Sí, creo que su proyecto de «South Stream», que trae gas de la misma región, puede arruinar el plan europeo.
-¿Cómo evitar el choque?
-No queda otro camino que negociar con Rusia y buscar una vía concertada de esfuerzos. En ese sentido, la Unión Europea debería incorporar a Noruega de su lado. Como sabe, mi país es el segundo gran suministrador de gas después de Rusia: el 30 por ciento del gas consumido en Europa procede de Noruega. Para España, esa cifra oscila entre el 7 y el 9 por ciento del gas consumido cada año.
-El presidente Medvédev propuso hace días en Múnich que la UE elimine las barreras para que su empresa gasística, Gazprom, pueda entrar sin problemas en el accionariado de las compañías energéticas europeas. ¿Es una provocación?
-No tiene por qué serlo. Si piden a los europeos que levanten las barreras, los rusos también tendrán que hacerlo para que los europeos entren en sus compañías.
-Suecia acaba de levantar su moratoria sobre la energía nuclear. En España ese camino sigue siendo tabú. ¿Cree que Europa debería tener una acción concertada en este terreno para suavizar su dependencia de Rusia?
-No quiero entrar en cuestiones de política interior de los países europeos [Torbjorn Jagland está en plena campaña para ser elegido secretario general del Consejo de Europa]. En Noruega hay práctica unanimidad en contra de las plantas nucleares aunque podríamos permitírnoslas. Pero sí creo que Europa necesita una política global y concertada: tanto para fomentar la energía nuclear en quienes opten por ese camino, como para desarrollar energías renovables y, sobre todo, para tener una voz única respecto a las vías de suministro de gas y petróleo.
-¿Cómo ve la estabilidad de Ucrania?
-Lo más importante para Ucrania es que siga vinculado al mercado europeo. A mi juicio, el mayor problema del país es la interrelación entre los intereses económicos y los políticos. Casi todos los parlamentarios ucranianos están relacionados con empresas, sobre todo energéticas, y hay mucha corrupción. Por eso es tan importante que Ucrania se integre en la UE. Eso le obligará a aceptar las reglas del «acervo comunitario» y a ser transparente. Con reglas claras hay menos espacio para la corrupción

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