miércoles, 10 de septiembre de 2008

La UE ofrece una «asociación» a Ucrania en 2009 pero no le garantiza la adhesión

La UE considera que Ucrania es un país europeo. Es una verdad de Perogrullo pero ayer fue la fórmula que le ha permitido al presidente ucraniano Viktor Yúshenko volver a Kiev como si hubiera ganado un triunfo histórico y a la Presidencia francesa encarnada en Nicolas Sarkozy precisar que eso ni significa ni excluye que este país eslavo llegue a ser algún día un miembro del club. Después de lo que ha pasado en Georgia, se hubiera podido esperar que la UE hubiera hecho un pronunciamiento expreso comprometiéndose a proteger al vecino que llama a su puerta en momentos de tribulaciones, pero lo cierto es que el presidente ucraniano regresó a Kiev con buenas palabras y una palmadita en la espalda.
Sarkozy, el presidente de la Comisión, José Manuel Barroso, y el Alto Representante, Javier Solana estuvieron anteayer en Moscú negociando en un ambiente que, según decían ayer fuentes del Elíseo, por momentos rozó el fracaso total. Logrado el compromiso de la retirada de las tropas rusas hasta las líneas anteriores al inicio de las hostilidades -pero no de Osetia del Sur y Abjasia- la «troika» aceptó automáticamente reanudar las negociaciones con Rusia para un nuevo acuerdo de partenariado, así que tampoco se podía fijar una fecha para firmar otro con Ucrania antes de finales del año que viene, para no herir susceptibilidades, como así se acordó ayer.
A cambio, el que firme Ucrania se llamará «de Asociación» que, según Yúshenko es la antesala de la candidatura «como ha sido para trece países miembros» y que, según Sarkozy, «no cierra ninguna puerta y puede que abra alguna». La expresión del presidente francés, visiblemente azorado cuando explicaba que «la UE no me autoriza a ir más allá» era muy elocuente: muchos países empezando por Alemania no querían aceptar que se le diera el nombre de «acuerdo de asociación» precisamente para no crear expectativas, mientras otros que abandera Polonia quisieran que a Ucrania se le diese ya la condición expresa de candidato a la adhesión.
Desde que se inicó el conflicto de Georgia -asunto que abordaron ayer en la reunión- la Presidencia francesa no han descansado ni un momento, ha celebrado una cumbre extraordinaria en Bruselas, se ha tenido que trasladar también de forma inusual ésta reunión con Ucrania desde Evian, en la frontera con Suiza, a París, y Sarkozy ha viajado dos veces a Moscú y a Tiflis.
El resultado que se vió ayer es que el principal logro ha sido apaciguar las aguas después de la marejada, pero dejando a Rusia donde quería estar. El ministro alemán de Exteriores ya lo anticipó en la reunión de Aviñón: «Estamos en la encrucijada, mientras no sepamos hasta adónde queremos o podemos llegar para defender a Ucrania y Georgia» de las ambiciones de Moscú.
Por ahora,el gran debate en la UE a 27 es esta prueba de cohesión. La ampliación al Este nos ha ha traído bruscamente a un vecino poderoso y muy susceptible al que desde Occidente no conocíamos así. Y eso, sabiendo que si Ucrania fuera algún día un país miembro de la UE, nos daríamos cuenta de que tiene las mismas características para serlo que la propia Rusia.

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