lunes, 9 de junio de 2008

Los países ex comunistas sí lo entienden

Hace medio siglo, Harold Brayman mantenía que si se eliminara la progresividad del impuesto sobre la renta, los más beneficiados serían los más pobres y no lo más ricos. ¿Por qué? Resulta así porque cuando la tasa del impuesto aplicable a ingresos adicionales es alta, los ricos, en lugar de invertir en nuevas fábricas y crear nuevos empleos, prefieren colocar ese dinero en inversiones pasivas, libres de impuestos, tales como bonos emitidos por el gobierno, o invertir fuera de su país.
Brayman, quien fue presidente del National Press Club, mantenía que al eliminar la progresividad del impuesto, ''el estímulo a nuevas empresas sería tan grande que los ingresos fiscales aumentarían debido a la expansión económica y a ingresos más altos provenientes de una mucho mayor actividad económica [...] El punto es que cuando se le quita el incentivo a la iniciativa individual se le impone frenos a la economía, lo cual daña a todo el mundo. Daña a los desempleados y perjudica a los pequeños empresarios, quienes entonces no reciben el estímulo de mayores ventas''. Eso es exactamente lo contrario a lo que predican los políticos, tanto el candidato presidencial demócrata Barack Obama como casi todos los gobernantes latinoamericanos.
Pero muchas de las naciones que actualmente están logrando un extraordinario crecimiento económico pertenecen al grupo de 24 países que han instrumentado un impuesto sobre la renta de tasa única, como Estonia, Hong Kong, Jamaica, la República Checa, Rumania, Georgia, Latvia, Lituania, Serbia, Ucrania, Islandia, Eslovaquia, Bulgaria, Albania, Macedonia, Mongolia, Rusia, etc. Esas naciones suelen exonerar de impuestos a personas y familias de bajos ingresos, al mismo tiempo que han dejado de penalizar con altas tasas a quienes más contribuyen al crecimiento económico y a crear nuevos empleos, lo cual aumenta la competencia en el mercado laboral y, por lo tanto, promueve el aumento de los salarios.
Así sucede porque, cuando surgen nuevos competidores en el mercado y estos buscan personal calificado, las empresas establecidas suelen tener que aumentar los sueldos para que sus obreros y técnicos más experimentados no se vayan a trabajar a las nuevas compañías.
La globalización ha disparado la competencia entre países para atraer inversiones extranjeras y las grandes inversiones internacionales tienden ahora a fluir hacia países con bajos impuestos y menor intervención, que suelen ser los que aplican la tasa única y pareja en el impuesto sobre la renta.
Esto también tiende a reducir la corrupción, ya que los políticos están acostumbrados a comprar votos prometiendo tratamiento especial y excepciones para ciertos y determinados grupos empresariales y sindicatos, quienes en contrapartida hacen grandes contribuciones a las campañas políticas de determinados candidatos a la presidencia, al Congreso y a las gobernaciones de estados.
Además, a nivel individual, el impuesto de tasa única tiende a eliminar la evasión porque se reducen drásticamente las complicaciones en las declaraciones de rentas y los contribuyentes dejan de pensar que los gobernantes los están robando.
La verdadera función del gobierno es proteger la libertad del ciudadano, no utilizar la fuerza para exprimirlo. Pero uno de los pocos políticos de Estados Unidos que entiende y defiende ese principio fundamental que guió a los redactores de la Constitución y de las primeras diez enmiendas es el congresista Ron Paul, quien en su campaña preelectoral este año ofreció acabar con el impuesto sobre la renta y con los impuestos a las ventas, lo cual nos asegura que sería posible si se reduce el gasto gubernamental al nivel de hace diez años.

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