y modernidad se dieron la mano para rendir homenaje a la cultura ucraniana en un festival en el que la música y la danza fueron los protagonistas.
Fue un canto al arte de Ucrania, un país totalmente desconocido para muchos. Más de mil ucranianos rindieron homenaje a su cultura el pasado sábado en el teatro Buero Vallejo de Alcorcón. Murcia, Alicante o Málaga fueron algunas de las provincias desde las que los 120 cantantes y bailarines se desplazaron hasta la localidad madrileña para representar, a lo largo de cuatro horas y media, los más tradicionales cantos y danzas de la cultura ucraniana. Junto a ellos también participaron artistas de Rumanía, Hungría y Polonia, con quienes, además de fronteras, comparten raíces culturales. Aunque en un principio el festival pretendía mostrar otros aspectos de la cultura de Ucrania, como la gastronomía, la literatura o el turismo, finalmente la 
música y la danza fueron los protagonistas absolutos. Después de la presentación y las palabras del embajador de U c r a n i a , A n a t o l i y S c h e r b a , que inauguró el acto –se echó de menos la traducción al español a lo largo de todo el festival– el teatro entero se puso en pie ante el himno nacional. Acto seguido, un grupo de niños llegados desde Móstoles dieron inicio al verdadero festival. En la parte de atrás del patio de butacas, Halena se emocionaba con la actuación. Esta ucraniana, que lleva en España ocho años, compartió con SÍ la importancia y el significado que este acto tiene para ella. «La religión cristiana, como sucede en España, es una parte importante de nuestra cultura. Eso nos ha ayudado a integ r a r n o s . Por eso, algunas de estas actuaciones dan la bienvenida a la resurrección de Jesús y a la llegada de la primavera », explicó. Halena está contenta de estar aquí, porque, según dijo, el trabajo le permite ganar dinero suficiente para mandar a sus dos hijas y cin-co nietos, que aún viven en Ucrania. España es el segundo país de Europa con mayor número de inmigrantes ucranianos, después de Italia. Tradición y modernidad Muchos de los bailes y ritmos ucranianos reflejan el estilo de vida cosaco que ha imperado en ese país. De esta manera, fueron representados en este festival desde los clásicos khorovody o cantry, que rendían culto al sol, hasta otros ritmos modernos interpretados por jóvenes cantantes bajo compases de pop. Convergieron en el Buero Vallejo la tradición que los inmigrantes tratan de inculcar a los niños de origen ucraniano pero españoles de nacimiento, con lo moderno, con el presente de Ucrania como un país embarcado en la globalidad europea, en la aldea del mundo. Precisamente, para que no pase inadvertido en esa interculturalidad se organizó esta iniciativa. Su impulsor tiene nombre propio. Pendiente en todo momento del buen desarrollo del festival se encontraba David Lyakhovich, miembro de la Mutua Ucraniana y único artífice de este evento pues, según dijo a SÍ, lo ha organizado y patrocinado. «La idea de organizarlo surgió en enero. Primero pensé hacer la celebración del Día de la Madre, pero como ya se había hecho, decidí hacer algo más grande y que nunca se hubiera realizado en España. Quiero mostrar a todo el pueblo español que no sólo somos trabajadores, o camioneros», afirmó Lyakhovich, quien prometió a todos los presentes la continuidad de esta idea, para lo que espera contar con algún apoyo. ¡Qué así sea!
música y la danza fueron los protagonistas absolutos. Después de la presentación y las palabras del embajador de U c r a n i a , A n a t o l i y S c h e r b a , que inauguró el acto –se echó de menos la traducción al español a lo largo de todo el festival– el teatro entero se puso en pie ante el himno nacional. Acto seguido, un grupo de niños llegados desde Móstoles dieron inicio al verdadero festival. En la parte de atrás del patio de butacas, Halena se emocionaba con la actuación. Esta ucraniana, que lleva en España ocho años, compartió con SÍ la importancia y el significado que este acto tiene para ella. «La religión cristiana, como sucede en España, es una parte importante de nuestra cultura. Eso nos ha ayudado a integ r a r n o s . Por eso, algunas de estas actuaciones dan la bienvenida a la resurrección de Jesús y a la llegada de la primavera », explicó. Halena está contenta de estar aquí, porque, según dijo, el trabajo le permite ganar dinero suficiente para mandar a sus dos hijas y cin-co nietos, que aún viven en Ucrania. España es el segundo país de Europa con mayor número de inmigrantes ucranianos, después de Italia. Tradición y modernidad Muchos de los bailes y ritmos ucranianos reflejan el estilo de vida cosaco que ha imperado en ese país. De esta manera, fueron representados en este festival desde los clásicos khorovody o cantry, que rendían culto al sol, hasta otros ritmos modernos interpretados por jóvenes cantantes bajo compases de pop. Convergieron en el Buero Vallejo la tradición que los inmigrantes tratan de inculcar a los niños de origen ucraniano pero españoles de nacimiento, con lo moderno, con el presente de Ucrania como un país embarcado en la globalidad europea, en la aldea del mundo. Precisamente, para que no pase inadvertido en esa interculturalidad se organizó esta iniciativa. Su impulsor tiene nombre propio. Pendiente en todo momento del buen desarrollo del festival se encontraba David Lyakhovich, miembro de la Mutua Ucraniana y único artífice de este evento pues, según dijo a SÍ, lo ha organizado y patrocinado. «La idea de organizarlo surgió en enero. Primero pensé hacer la celebración del Día de la Madre, pero como ya se había hecho, decidí hacer algo más grande y que nunca se hubiera realizado en España. Quiero mostrar a todo el pueblo español que no sólo somos trabajadores, o camioneros», afirmó Lyakhovich, quien prometió a todos los presentes la continuidad de esta idea, para lo que espera contar con algún apoyo. ¡Qué así sea!
No hay comentarios:
Publicar un comentario