martes, 15 de enero de 2008

«Queremos ser la voz ucraniana en la sociedad»


Mihail Petrunyak, máximo responsable de la Federación de Asociaciones de Ucranianos y de la Asociación Ukraina de Valencia, recibió a SÍ en la sede que comparten estas dos organizaciones.


Ana Sancho/Sergey Drobkov, Valencia, 15 enero / sisepuede.es.-Tras su nacimiento en el año 2003 en la capital de España, en agosto de 2004 la Federación de Asociaciones de Ucranianos en España trasladó su dirección y su sede a la de la Asociación Ukraina de Valencia. En Madrid no contaban con «suficiente apoyo» y optaron por «aprovechar la fuerza de la asociación de esta otra ciudad», dice Petrunyak, presidente de la agrupación nacional. Según cuenta a SÍ este ucraniano, «cinco años de vida es muy poco para cualquier federación y aún queda mucho por hacer, también en el terreno de conseguir un mayor apoyo económico que garantice el buen funcionamiento de la entidad».Pese a existir algunas trabas, Petrunyak cree en el futuro de la federación.«Aunque todavía hay cierta desconfianza hacia el asociacionismo que dejó el comunismo entre mis compatriotas, existe una buena tradición federativa ucraniana en otros países, lo que nos hace conservar el optimismo».«Al margen de estas dificultades, a nivel federativo ya hemos realizado algunos proyectos importantes», explica, como un periódico «integrador, editado en castellano y ucraniano, una futura guía para las empleadas de servicio doméstico o la reciente publicación de la primera Guía de ucranianos en España, repartida entre Ucrania y España», informa a SÍ . Petrunyak no ahorra tiempo en explicar los detalles esta guía, «gratuita y útil para una nueva vida aquí», dice.Con alrededor de medio centenar de páginas, el manual contiene información sobre la cultura y el idioma españoles, da pautas básicas de interés laboral y burocrático al recién llegado y comenta la Ley de Extranjería según las necesidades de los inmigrantes ucranianos.Sede compartidaEsta agrupación nacional «integra, coordina, organiza y representa a las organizaciones de ucranianos surgidas en Valencia, Murcia, Albacete, Madrid y Barcelona», enumera Petrunyak. Tan «dura labor» la compagina con la Presidencia de la Asociación Ukraina de Valencia, que comparte su sede con la entidad federativa, «para ahorrar gastos», y que está situada en una amplia planta baja de Valencia, «todavía por acondicionar de forma definitiva».«Durante los fines de semana, vienen algunos ucranianos para trabajar voluntariamente en la rehabilitación y puesta a punto de la sede», que pretende ser un «lugar de ayuda y de encuentro para los ucranianos y los españoles amigos de nuestra gentes», dice.La cuarta olaMihail Petrunyak simultanea estas responsabilidades con una actividad laboral que le permita vivir.«Además de darme trabajo, España me ofreció la posibilidad de conocer el mundo asociativo, en el que aprendí a ser ciudadano en un clima de libertades, algo que conocí desde que llegué a Valencia a recoger naranja, en el año 1999». Su condición de inmigrante, su pertenencia al Consejo Mundial de Ucranianos y su formación como historiador y economista hacen que Mihail aborde el fenómeno de la inmigración ucraniana como «un especialista».«Ucrania ya se ha acostumbrado a la realidad de la inmigración», se lamenta. «Después de las primeras emigraciones a Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil y Australia, y otras por exilios antes y después de la Segunda Guerra Mundial, tras 1995 sufrimos la cuarta ola de salidas, en la que España es el país más representativo», dice. Y se siente orgulloso de la «buena» acogida que tienen aquí sus compatriotas, mayoritariamente trabajando «en la construcción y en tareas de limpieza en las casas».«Esperemos que ésta sea la última ola migratoria, pero el regreso no será fácil, sobre todo para los que tenemos hijos, además de que se nos considera inmigrantes tanto aquí como allí. Duele, pero es inevitable», dice resignado.Volviendo a sus actuales cargos de representación del colectivo ucraniano en España, Petrunyak apunta que el esfuerzo ha de centrarse en la integración social, y ya no tanto en atender las necesidades básicas.«Ahora, los inmigrantes no piden trabajo ni comida, sino que buscan homologación de títulos para conseguir trabajos más adaptados a su alta preparación, así como reagrupación familiar».Pero, además de cubrir estas necesidades prácticas, lo importante es «no perder la identidad, recibir de la sociedad española de acogida y estar dispuestos también a aportar».«Como dice el estatuto, queremos ayudar todo lo posible a los ucranianos en el extranjero y mejorar la relación entre nuestro país y los países de acogida. Y reforzar el aprendizaje del idioma, que es lo que más le falta. Pero, sobre todo, aspiramos a ser la voz de los ucranianos en la sociedad civil», afirma.


FEDERACIÓN DE ASOCIACIONES DE UCRANIANOS EN ESPAÑA Y ASOCIACIÓN UKRAINA DE VALENCIA


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