sábado, 17 de noviembre de 2007

Ucrania: se buscan culpables para una catástrofe



Kiev, 17 nov (PL) El azote del huracán Walter, el envejecimiento de los barcos hundidos, el incumplimiento de normas de seguridad y la falta de un mecanismo conjunto de salvamento ruso-ucraniano aparecen hoy como probables causas del desastre de Kerch.
La catástrofe ecológica en la región del estrecho de Kerch, boca de tránsito entre el mar Negro y el de Azov, se traduce en el derrame de al menos dos mil toneladas de crudo en esa área, con los consecuentes daños para la flora y la fauna del lugar.
Más de una veintena de marineros pereció a causa de la tormenta en esa zona, donde el 10 y 11 de noviembre pasados se concentraron unas 150 embarcaciones de diferentes tipos, incluidos 15 tanqueros rusos, en su mayoría destinados a la navegación fluvial.
El Volgodonsk-139, que se fragmentó a la mitad en el citado estrecho, y el Volgodonsk-129, el cual quedó semihundido, derramaron al menos dos mil toneladas de petróleo en el área.
Ambos buques de navegación fluvial, carentes de doble casco y con una explotación cercana a los 30 años, pertenecen a la compañía Volgotanker, en su momento apadrinada por la compañía rusa YUKOS, cuyos activos fueron congelados a causa de un proceso por fraude.
Por su lado, los cargueros Volnogorsk, Najichevan y Kovel, hundidos con más de mil toneladas de azufre en sus bodegas, eran propiedad de la empresa Donrechflot.
El semanario Komentari estima que cualquier decisión futura relacionada con el desastre deberá tener en cuenta que en la cuenca del Azov y del citado estrecho se transportan entre siete y 10 millones de toneladas de crudo anuales.
La carga, trasladada por vía fluvial, por lo general se transfiere a supertanqueros en aguas neutrales, que luego pasan al Mar Negro.
El volumen de esas entregas alejadas de la costa equivale a casi el 70 por ciento de las necesidades de consumo de Ucrania.
Por otro lado, las dificultades durante la tormenta también surgieron por la falta de un sistema único de coordinación para casos de emergencia entre Ucrania y Rusia.
Muchas embarcaciones rusas no escucharon las orientaciones del servicio costero ucraniano de Kerch por trabajar en otras frecuencias, mientras la recogida del crudo derramado se atrasó por la continuidad de la tormenta y la falta de un sistema bilateral.
De cualquier forma, tras dialogar con su similar ruso, Viktor Zubkov, el primer ministro ucraniano, Viktor Yanukovich, apeló a la experiencia mundial en la explotación y seguridad de navegación en la región.
Ello incluye la aplicación del reglamento internacional que prohíbe la circulación por los estrechos de los tanqueros sin doble casco, lo cual afectará la circulación de las naves de las citadas compañías rusas, encargadas del transporte fluvial de crudo.
Para Komentari, la posibilidad de compensaciones por los daños ecológicas es escasa, pues Volgotanquer más bien podría quedar en bancarrota y sus capacidades financieras serían limitadas.
El desastre en la zona de Kerch volvió a sacar a relucir la polémica en torno a la isla de Tuzla y la construcción de un dique que la una con el territorio ruso, como ocurrió en diciembre de 2003, cuando apenas faltaron 300 metros para cumplir ese objetivo.
Después que Ucrania desplegó en Tuzla un puesto fronterizo, ambas partes firmaron un acuerdo para regular las condiciones de explotación en el mencionado estrecho e intentar una solución a la delimitación de la cuenca del Azov.
Medios de prensa capitalinos ponen en duda la aparición de un culpable concreto de la referida catástrofe, pues, al parecer, ni Moscú ni Kiev están interesados en reabrir ahora viejas heridas.

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