sábado, 16 de abril de 2011

«Las fugas de Fukushima pueden exceder a las que hubo en Chernóbil»

Algunos japoneses no acaban de asumir la tragedia.

KIMIMASA MAYAMA (EFE)
AGENCIAS / TOKIO

Cuando el Gobierno japonés colocó el desastre de Fukushima a un nivel idéntico al de Chernóbil, el máximo posible, la población nipona se llevó las manos a la cabeza, porque la noticia era nefasta.
Aunque la comunidad internacional, empezando por Rusia, se esforzó para ofrecer ánimos a los damnificados y manifestar que el asunto resultaba grave, pero tampoco tanto, no muchos en el país oriental se lo creyeron.
Los más apocalípticos encontraron ayer un firme apoyo para sus teorías, a causa de las palabras de Yuli Andreev, uno de los máximos responsables del durísimo proceso de descontaminación de la tristemente famosa planta ucraniana, después de la tremenda catástrofe que afectó a la instalación en el año 1986.
«En Fukushima, la mayoría del combustible está todavía en los reactores, y va saliendo poco a poco. Es bastante difícil predecir qué cantidad se escapará, pero las fugas de esta central pueden exceder a las de Chernóbil si no se contienen a tiempo», explicó el ex director científico de Spetsatom, el organismo soviético de lucha contra accidentes nucleares.
En Ucrania, el desastre afectó a un reactor con 180 toneladas de combustible atómico, mientras que, como recordó, en este caso fueron cuatro unidades las que terminaron realmente perjudicadas, con un total de 1.760 toneladas de material fisible.
En la instalación de la antigua Unión Soviética, una prueba de resistencia mal ejecutada causó una explosión que liberó la radiación de golpe, hasta el punto de que «tras un par de semanas, apenas hubo fugas», indicó Andreev.
Por el contrario, en Japón la fuga es mucho menor, pero sostenida en el tiempo. Y, para colmo, no parece que la coyuntura se vaya a solucionar a corto plazo. Así, según el descontaminador, si no se gestiona de forma adecuada el accidente nipón puede tener consecuencias «mucho peores» que el de Chernóbil.
La jornada trajo también un informe de la Sociedad de Energía Atómica de Japón, en el que se apuntó que combustible nuclear parcialmente fundido podría estar acumulándose en la base de los reactores de Fukushima. Según los expertos del organismo, estabilizarlos llevará entre dos y tres meses.

La reconstrucción. Más allá de preocuparse por la espinosa situación en Fukushima, los japoneses han de pensar también en cómo reconstruir todo lo que destruyó el terremoto y posterior tsunami del pasado 11 de marzo.
Lo primero que se necesita para acometer las operaciones es, por supuesto, dinero. Por ese motivo, Tepco, la empresa que opera en la central, va a entregar un millón de yenes (8.285 euros) a cada uno de los propietarios de las viviendas ubicadas a menos de 30 kilómetros de la instalación, y que se vieron forzados a abandonar sus hogares. Esta cantidad se considera una indemnización provisional para hacer frente a las necesidades más urgentes.
A una escala global del país, y partiendo de que la inversión será enorme, los asesores del Ejecutivo ya han recomendado que se establezca un impuesto para financiar específicamente la reconstrucción. No se descarta tampoco la emisión de bonos de deuda.

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