domingo, 18 de julio de 2010

Gasoductos alternativos

Moscú mira con recelo a Polonia y desconfía de Ucrania, que es un país de tránsito para la exportación de gas ruso hacia el Viejo Continente. El presidente ruso, Dimitri Medvédev, y su homólogo ucraniano, Viktor Yanukóvich -bien visto desde Moscú- firmaron a finales de abril un acuerdo para facilitar el tránsito del gas ruso por este país. Sin embargo, el primer ministro ruso, el poderoso Vladimir Putin, no oculta su desconfianza hacia Kiev y defiende gasoductos alternativos a las instalaciones que pasan por su vecino, que acaba de proponer a Rusia y la UE un segundo gaseoducto transnacional a lo largo de su territorio.
Lo hizo por última vez en vísperas de que la Rada Suprema (Parlamento ucraniano) ratificara el tratado que prolonga la presencia de la flota rusa del Mar Negro en Sebastopol (Crimea) hasta el año 2042. A cambio, la compañía Gazprom concedió a Ucrania un descuento del 30% en el precio del gas ruso que compra, lo que le supondrá un ahorro de 4.000 millones de dólares anuales. Putin ofreció a su homólogo ucraniano impulsar la cooperación bilateral en materia de energía nuclear, unos días después de haber hecho campaña en Austria e Italia por los gasoductos de las denominadas "Corriente del Norte" (entre Rusia y Alemania, pasando por el fondo del Mar Báltico) y "Corriente del Sur" (entre Rusia y la UE, por el fondo del Mar Negro a través de Bulgaria).
El gasoducto del Norte entrará en funcionamiento en 2011, con una capacidad de 55.000 millones de metros cúbicos anuales. El del Sur, con 63.000 millones de metros cúbicos y un coste de 8.600 millones de euros, comenzará a operar en 2015 y competirá con los gasoductos ucranianos, pero también con el proyecto Nabucco para llevar combustible del Mar Caspio a Europa, que cuenta con el apoyo de Bruselas.

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