Un total de 169 familias guipuzcoanas acogerán este verano a niños y adolescentes procedentes de los alrededores de la zona afectada por la radiación de Chernóbil (Ucrania), la central nuclear que explotó el 26 de abril de 1986. La asociación vasca Chernóbil traerá a Euskadi 262 chavales de los pueblos de Irpen e Ivankiv, pequeñas poblaciones que se encuentran entre 30 y 90 kilómetros la zona de exclusión de la central nuclear, de los que 153 son niñas y 109 niños. Además de los que vienen a Gipuzkoa, 83 se quedarán en Vizcaya y 10 en Álava, según dio a conocer ayer Mirian Izaguirre, responsable de dicha asociación.
Las familias de acogida están ya designadas, «pero si alguna quisiera información para ofrecerse otro verano o ver con sus propios ojos cómo se trabaja y se realiza esta convivencia de acogida, puede llamar al teléfono de la asociación 670 419 0782», anima Izaguirre.
Acogen y pagan
Esas familias que acogen a estos niños y adolescentes del 21 de junio al 23 de agosto no sólo corren con los gastos de sumar uno más a la familia sino que, como detalla Izaguirre, «pagan parte del costo de los desplazamientos, porque las subvenciones que pedimos y recibimos no llegan para abarcar todo los gastos, que es lo que en realidad hemos pretendido», recalca. Y enumera los viajes de los encargados de seleccionar a los que viajarán a Euskadi para respirar aire puro, comer sano y vivir en una naturaleza sin radiación, los desplazamientos de los pequeños ucranianos y los seis monitores bilingües que les acompañan en todo momento, incluso aquí, para ayudar a solventar posibles problemas.
Señala que las familias de acogida tienen la posibilidad de minorar el costo vendiendo papeletas de las rifas de la Asociación Chernóbil y de lotería de Navidad.
Cursos de acogida
Antes que lleguen a los domicilios guipuzcoanos y vascos, las familias de acogida han recibido cursos para adaptar pautas de comportamiento con sus nuevos 'familiares'. «Hacemos un primer cursillo después de seleccionar a las familias y otro personal con cada una de ellas», explica Marian Izaguirre.
«Les advertimos que van a encontrarse con una persona joven desconocida, de otro país, de diferentes costumbres y distintos valores» y cómo se deben comportar en caso de que las cosas no vayan bien, que no suele ser lo habitual. «Si surgen complicaciones ya disponen de las herramientas para solucionar el posible conflicto».
Los niños y jóvenes de Chernóbil tienen entre 5 y 17 años, proceden de un medio eminentemente rural y del total de veraneantes de este año, 53 vienen por vez primera vez. El resto, 209 repiten, porque así lo piden las familias con las que han pasado al menos un verano y se han creado lazos de unión.
Izaguirre aclaró también que este verano son menos que los que la asociación Chernóbil trajo el pasado verano, 333, porque varias familias, en su mayoría vizcaínas, han creado otra asociación y ellas se encargan de traer los niños y organizar las asignaciones. Sumados todos, son más que el año anterior, explicó la responsable de la asociación benefactora.
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