jueves, 4 de marzo de 2010

La suma hace la fuerza

PACO G. REDONDO
PROFESOR DE GEOGRAFÍA E HISTORIA Dos datos para la reflexión: 82.000 parados más en España en febrero, muchos menos que en el mismo mes del año pasado, pero el segundo peor febrero de los últimos 14 años; apenas un 21% de participación en los referéndum pro independencia en los municipios seleccionados en Cataluña, con un 90% de sí sobre ella, que significa menos de un 20% de los censados a favor de la independencia de Cataluña respecto de España.

Y eso que la pregunta catalana pretendía endulzar la cuestión, hablando de establecer un Estado catalán «democrático y social» así como «integrado en la Unión Europea»; curiosa contradicción, los que se quieren dividir, lo promueven bajo el maquillaje de la integración moderna, opuesta a las barreras feudales. ¿Quiere que nos apartemos para estar juntos y colaborar? El separatismo lleva al aislamiento, el sectarismo y el atraso.

De hecho cuando a principios de los 90 la antigua Unión Soviética se dividió en 17 repúblicas, el PIB o valor de la riqueza anual producida de Rusia y Ucrania bajó considerablemente durante varios años, por la transición de un sistema económico ineficiente a otro liberal y social, y también por el efecto pernicioso de establecer nuevas fronteras, burocracia y trabas al comercio, así las disputas sobre los precios del suministro de gas natural han sido llamativas.

La ruptura lleva al desorden, caso de la enseñanza. El Estado español debería coordinar y supervisar las competencias para garantizar un sistema educativo nacional y la igualdad de oportunidades. Como las comunidades autónomas seguir desempeñando las tareas de gestión y mantener competencias organizativas en su ámbito, según el principio de un plan de estudios básico para garantizar el correcto aprendizaje de la lengua, geografía e historia de España en todas sus regiones.

Se ha puesto estos días en marcha una curiosa campaña, titulada «Esto sólo lo arreglamos entre todos» con despliegue publicitario. Dos preguntas resultan obvias, una: ¿Qué es «esto», se refieren a la crisis económica, al abundante paro, a la deriva autonómica...? Y otra: ¿Lo pueden «arreglar» los ciudadanos que no tienen la responsabilidad de gobernar, en la misma medida que sus representantes elegidos para ello?

Trasladar la idea de que todos debemos arrimar el hombro para salir de una situación difícil, con iniciativas y esfuerzos, asumiendo reformas oportunas, parece saludable. Si por el contrario se pretende diluir la responsabilidad de no tomar medidas necesarias y eficaces, pero impopulares, estaremos asistiendo a la representación de una tercera comedia, tras la primera negando la crisis y la segunda suponiendo una fácil recuperación.

En efecto, la unión hace la fuerza, expresa el refrán español, que aún sintetiza más el lema de moda de la campaña presidencial USA de Obama, «Yes, we can» (Sí, juntos podemos). Siempre que no se trate de imponerse y aprovecharse unos sobre otros. El tramposo se cree espabilado. Hay que tener la suficiente inteligencia y escasa miopía para dejar participar y repartir juego a los demás, sumando en positivo.

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