sábado, 27 de febrero de 2010

Ucrania: Viejos políticos para nuevo poder

Moscú, (PL) La segunda ronda de las presidenciales dejó a un vencedor formal, Viktor Yanukovich, y un perdedor aparente, la primera ministra Yulia Timoshenko, pero para casi 13 millones de ucranianos sólo se trató de viejos políticos con nuevo poder.

El proceso electoral iniciado informalmente en julio de 2009, incluyó a 18 candidatos, algunos nuevos como el ex ministro del Exterior Arseni Yatseniuk o el ex presidente del Banco Nacional de Ucrania, Serguei Tiguipko, con ciertas perspectivas.

Pero al final, decantaron dos pesos pesados de la política ucraniana: Yanukovich y Timoshenko, con propuestas electorales muy similares para solucionar problemas internos y énfasis en marcar diferencias en política exterior.

Sin embargo, contrario a un lustro atrás, cuando el frío invierno hizo poca mella entre los dos mil manifestantes que azuzados por Occidente y guiados por la promesas de condiciones de vida europeas, llenaron calles y plazas de Kiev, ahora la situación es otra.

El llamado Maidan quedó en el pasado y se podría decir que hasta en el olvido para millones de ucranianos desilusionados con la política de enemistad con Rusia y veneración a figuras cercanas al fascismo protagonizada por el presidente Viktor Yuschenko.

Tampoco dejaron buen sabor en la población ucraniana, los llamados de Yuschenko a limitar el uso del idioma ruso, cuando más de la mitad de la población lo considera su lengua, o las crisis políticas que desestabilizaron al país para dejar a los mismos en el poder.

Lo cierto es que la segunda vuelta de las presidenciales de Ucrania implantó un nuevo récord de quienes se pronunciaron en contra de todos los candidatos.

Un 4,36 por ciento de quienes asistieron a las urnas marcaron la tercera casilla de la boleta.

En cifras absolutas, ello se equipara a un millón 100 mil personas, mucho más que la diferencia de unos 800 mil boletos que le dieron la victoria a Yanukovich por encima de Timoshenko.

A ello se suman otros 300 mil boletos que de una forma u otra fueron anulados, más los 11 millones 300 mil empadronados que decidieron ausentarse a la votación, es decir, una tercera parte del padrón, por encima de la cifra de quienes respaldaron a Yanukovich.

En tal circunstancia, era imposible para Timoshenko convocar a un nuevo Maidan o movilizar fuerzas para denunciar los fraudes masivos, aun cuando la diferencia de votos entre ella y Yanukovich fue similar a éste último con Yuschenko en 2004. Pero estamos en otro lustro.

Occidente fue el primer golpe a las aspiraciones de la jefa de Gobierno pues los observadores europeos dieron el visto bueno a los comicios y ello impidió repetir el esquema de hace cinco años que permitió a Yuschenko llegar al poder sobre la ola de las protestas,.

Además, las maniobras para denunciar el resultado de la contienda en las urnas llegaron un poco tarde, pues la Comisión Central Electoral (CCE) declaró el resultado oficial de los comicios el pasado 14 de febrero y con ello puso fin al proceso electoral.

Un miembro de la CCE aclaró que Yanukovich y Timoshenko perdieron entonces su condición de candidatos presidenciales para quedar como mandatario electo, por un lado, y primera ministra, por el otro.

La victoria de Yanukovich la respaldó Rusia, Estados Unidos, la Comisión Europea, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el presidente georgiano, Mijail Saakashvili, acusado por la oposición de crear condiciones para favorecer a la primera ministra.

De hecho, medios de prensa locales consideran que la jefa de Gobierno cometió varios errores que le impidieron ganar más votos de los esperados, incluida su agresiva campaña electoral en la primera etapa que la dejó con poco margen de maniobra para buscar aliados.

Además, sin consolidar su electorado en las zonas occidentales y centrales, donde se sentía fuerte, se lanzó a la conquista de regiones orientales y sureñas, favorables a su rival, lo cual la obligó a diversificar su discurso político al punto de hacerlo inconsistente.

Timoshenko habló menos de los programas concretos de desarrollo del país, sobre todo, en lo interno, y se concentró en buscar o crear enemigos, entre los cuales destacaron el propio Yanukovich o el magnate y diputado del Partido de las Regiones (PR) Rinat Ajmetov.

La diana de la jefa de Gobierno también incluyó el proyecto de crear un consorcio internacional para explotar el depauperado sistema nacional de gasoductos y el empleo del idioma ruso.

Timoshenko logró atraer, sobre todo, el voto otorgado en la primera etapa a Yatseniuk, más de seis puntos, y a Yuschenko, cerca de cinco, pero compartió casi a partes iguales con Yanukovich el 13 por ciento del electorado que se pronunció por Tiguipko. La primera ministra, que esta bajo la "amenaza" de pasar a la oposición si se reconoce la legitimidad de la presidencia de Yanukovich y éste decide disolver la Rada Suprema (parlamento), busca la forma de alargar al máximo la llegada de ese momento.

A juzgar por las últimas votaciones en el legislativo, incluida la resolución sobre la fecha de la inauguración de Yanukovich, de jure existe una coalición mayoritaria oficial, pero de facto funciona otra, una técnica, que le permite al PR avanzar en sus propósitos.

El bloque de Timoshenko (BIUT), la alianza pro-Yuschenko de Nuestra Ucrania y el Movimiento Autodefensa (NU-MA) y el bloque del presidente de la Rada, Vladimir Litvin, mantienen un acuerdo formal para votar de conjunto las decisiones parlamentarias.

Sin embargo, ese compromiso se cumple cada vez menos, sobre todo, después de que públicamente Yuschenko y Timoshenko se enfrentaron y ello provocó una división dentro de la fracción NU-MA y ahora unos votan junto al PR y otros se mantienen al lado del BIUT.

Tal situación enreda aún más las perspectivas políticas para la presidencia de Yanukovich, cuando deberá lidiar con una jefa de Gobierno totalmente opuesta a sus posiciones y cuya renuncia debe aprobar la Rada Suprema.

El PR realizó varios llamados a Timoshenko para que dimita, a lo cual ésta respondió con la presentación de un proceso judicial para revisar el resultado de los comicios y la existencia de fraude masivo ante la Corte Suprema Administrativa de Ucrania (CSAU).

La CSAU debe tomar una decisión en breve plazo, por lo cual será un poco difícil eternizar el proceso legal y con ello impedir la llegada al poder del líder del PR.

Pero el análisis en un tribunal del resultado de las elecciones, el cual se efectuó en privado, sin los medios de difusión masiva, constituye un gesto significativo para Timoshenko.

Las perspectivas

Expertos ucranianos consideran que existen diferentes variantes de desarrollo de los acontecimientos, desde las menos lógicas hasta las casi inevitables, pero cada una con sus correspondientes consecuencias.

Una de ellas sería una imitación de lo ocurrido tras los comicios de 2005 en Alemania, cuando los dos contrincantes históricos de ese país, la alianza conservadora democristiana y los socialdemócratas, crearon una gran coalición para poder formar un gobierno.

En Ucrania, serían el PR y el BIUT, en una opción que garantizaría el puesto de primera ministra a Timoshenko y una cómoda mayoría parlamentaria a Yanukovich. Pero esa opción es la menos probable.

Otra variante sería la revisión formal con resultados negativos sobre la existencia real de la actual coalición mayoritaria en la Rada, con al menos 226 bancas.

Ello abriría el camino para una nueva mayoría, probablemente formada por el PR, parte del NU y el bloque de Litvin, aunque los comunistas apoyaron varios proyectos de los regionalistas.

Tal situación permitiría a Yanukovich crear un gabinete acorde a sus visiones políticas y estrategias nacionales e internacionales.

Una tercera opción sería la imposibilidad para el líder del PR de contar con su propio gobierno, por lo que apelaría a su derecho de disolver el Parlamento y convocar elecciones anticipadas, lo cual constituye un paso arriesgado para un electorado cansado de comicios.

Al mismo tiempo, se maneja la llamada variante judicial, es decir, una victoria de Timoshenko en los tribunales con sus denuncias de fraude electoral y exigencias de repetir las elecciones.

Fuentes del CCE, cuyo veredicto oficial del resultado de la votación fue congelado por unos días por la CSAU, indicaron que el trabajo de las comisiones electorales concluye en marzo próximo, por lo que la situación difiere de la de 2004, cuando hubo tercera vuelta.

En cualquiera de los casos, al poder regresan políticos que 12 millones 700 mil, de los casi 37 millones de ucranianos con el derecho al voto, se abstuvieron de brindarle su apoyo.

Ucrania también mantiene los mismos problemas de antaño, a los que se sumaron otros derivados de la crisis global como una caída del Producto Interno Bruto en 2009 de casi 15 por ciento, una inflación de más de 12, incremento del desempleo y bancarrota de las empresas.

A diferencias de otros países de la región, es el único sin un presupuesto aprobado para este año y sin un programa anticrisis.

El nuevo equipo con viejos líderes políticos deberá enfrentar una deuda interna y externa de la compañía Neftegaz y el eterno diferendo con Rusia sobre los suministros de combustible y los impagos, entre otros problemas.

Política exterior

Medios de prensa ucranianos como la revista Zerkalo Nedeli estiman que el máximo dirigente del PR y dos veces primer ministro del país es un político muy diferente al de hace un quinquenio.

Al menos en sus primeros pronunciamientos, Yanukovich dejó abierta la posibilidad de revisar con Moscú el acuerdo a largo plazo firmado entre ambas partes en enero de 2009 para el suministro de gas ruso a Ucrania y su tránsito por ese país a Europa.

El líder regionalista cambió su posición radical contra la entrada de su nación a la OTAN, al resaltar la necesidad de cooperación con ese bloque y de dejar en manos de la población la decisión de unirse al referido pacto militar, similar a lo propuesto por Yuschenko.

La visión de Yanukovich respecto al tema de la flota rusa del Mar Negro también sufrió cambios, pues el político ucraniano considera que se debe revisar el arriendo a Moscú de 100 millones de dólares al año.

El presidente electo se pronuncia por la cooperación estrecha con la Unión Europea (UE), aunque no llega a mencionar específicamente el tema del ingreso a la entidad comunitaria.

Yanukovich, con un país que, a diferencia de Rusia, ya forma parte de la Organización Mundial del Comercio, prefiere una posición pragmática en las relaciones económicas con Rusia, su principal mercado, pese a todas las diferencias políticas que existen.

Algo si parece quedar claro: en caso de que el ex primer ministro logre llegar al sillón presidencial, su primera visita al extranjero sería Rusia, a donde ya fue invitado por su mandatario, Dmitri Medvedev.

El nuevo jefe de Estado ucraniano esta llamado a aplicar una política que conserve la condición de su país como puente entre Europa occidental y Rusia, lo cual condicionaría sus relaciones con la UE, la OTAN o la propia Moscú.

(*) El autor es corresponsal de Prensa Latina en Rusia.

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