martes, 2 de febrero de 2010

La crisis dispara la «venta» de óvulos

La crisis dispara la «venta» de óvulos
Martes , 02-02-10
«Eres joven y los tienes a miles», reza un cartel publicitario. «Dona el sueño de ser madre», anuncia otro. El precio del altruismo: 900 euros. Y la publicidad, aliñada con altas dosis de depresión económica, surtió el efecto deseado. Algunas clínicas de reproducción asistida hablan de un gran aumento de las voluntarias para donaciones de óvulos desde que comenzó la tristemente famosa recesión económica. «Contrariamente a lo que se piensa, la mayoría de las donantes no son estudiantes ni extranjeras, sino mujeres españolas que trabajan pocas horas o que están en el paro», afirma la responsable de Fertilab, Marta Antich, una clínica con quince años de experiencia. Las extranjeras son casi todas de Rusia y Ucrania ya que la mayoría de las receptoras son europeas y se busca justamente que se parezcan a ellas.
«Doné óvulos para intentar ayudar a una familia pero, principalmente, por motivos económicos», explica E. M., una joven española que hace un año intentó donar óvulos pero un problema con la medicación se lo impidió. A sus 28 años y sin pareja, el sueldo de oficinista no le alcanza para la hipoteca y gastos diarios.
El dinero es lo primero Mucho más joven es Carmen, estudiante de diseño de interiores, que a sus 22 años sobrevive entre el paro y la ayuda paterna, y vio en la donación una clara oportunidad para ganarse un «extra»: «Yo lo hice por dinero, pero no para subsistir, sino para poder viajar». Carmen facilita su «e-mail» en foros para explicar en qué consiste el proceso a otras chicas: «Todas las que han contactado conmigo lo hacen únicamente por dinero», informa Rocío Ovalle. Y es que no se puede obviar el factor económico a la hora de decidirse por este proceso complejo en el que hay que pasar por el quirófano y una anestesia general, además de someterse a una hormonación. «Más de la mitad vienen por el dinero», afirma el doctor Xavier Nadal, delegado en la Sociedad Española de Ferti. «En España está prohibido vender óvulos pero se da una compensación por las molestias, y si no existiese esa compensación no habría donaciones», reconoce. Según un estudio elaborado por Fertilab, la mayoría de las mujeres que pidieron información en 2008 y hasta mayo de 2009 lo hacían por motivos económicos (37%) y una cuarta parte más declaraba hacerlo por motivos altruistas. Más de la mitad eran sudamericanas, pocas fueron las elegidas: hay escasa demanda de latinas.
«Quise volver a donar el año pasado y me dijeron que lo intentara en un año porque había muchísimas chicas», explica Carmen. Ella ha iniciado un nuevo tratamiento. «Estos días he tenido delante tres o cuatro chicas y tuve que esperar más de media hora para que me pusieran la medicación, cosa que antes no pasaba», afirma. Las enfermeras, que ya la conocen de la anterior donación, le dijeron que ahora la clínica es más selecta, y que, por ejemplo, no aceptaban a mayores de 30 años, cuando en España se puede donar hasta los 35. El doctor Nadal se defiende: «Hacemos lo que dice la ley, buscar la mejor donante posible», a pesar de que estudios constatan que la calidad de los óvulos es igual a los 18 que a los 35 años. «Rechazamos a las que fueron adoptadas o tienen anomalías genéticas», afirma Nadal.
Retraso de la maternidad
No en vano, la demanda de este servicio es cada vez mayor. Los tratamientos de reproducción asistida están a la orden del día, y son muchas las parejas que encuentran en los donantes una salida a su ansiado estado de gestación. Y aunque el Servicio Gallego de Salud ofrece tratamientos de fecundación in vitro, de inseminación o microinyecciones espermáticas en los complejos hospitalarios de Vigo y La Coruña, la demanda supera con creces los recursos públicos, por lo que muchas parejas se ven obligadas a recurrir a las clínicas privadas.
Con criterios más flexibles, éstas permiten hasta cuatro tratamientos en un año, puesto que es aconsejable, según apuntan los expertos, que entre dos intentos transcurran hasta tres meses de descanso. Eso sí, siempre que su estado de salud lo permita. Por el contrario, en el Sergas una mujer es sometida como máximo a dos ciclos anuales de estimulación hormonal.
En este sentido, muchos de los facultativos del servicio público sanitario consideran que a ciertas edades no es preceptivo abusar. Un argumento que no comparte la directora del Centro Gallego de Reproducción Zygos, María Graña, que en muchas de sus intervenciones en foros y debates ha llegado a afirmar que «la limitación de los ciclos no depende de los niveles de hormonas, pues en la fertilización in vitro (FIV) son inferiores que los niveles que se alcanzan en un embarazo natural o mediante técnicas convencionales de reproducción».

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