lunes, 18 de enero de 2010

Víctor Yúschenko, el perdedor

Yúschenko, de 55 años, podría haber quedado en quinto lugar. Los sondeos a pie de urna le dejan muy por detrás del líder opositor Víctor Yanukóvich y la primera ministra, Yulia Timoshenko, que competirán por la Presidencia en una segunda vuelta.

"Mi objetivo es que Ucrania ingrese en la Unión Europea (UE).

Nuestro camino hacia el futuro es el camino por el que avanza la Europa unida", proclamó Yúschenko al asumir el cargo el 23 de enero de 2005.

Yúschenko, con la inestimable ayuda de la carismática Timoshenko, consiguió devolver con las multitudinarias protestas de 2004 la fe en la democracia a millones de personas en Ucrania y otros países del espacio pos-soviético.

La emocionante imagen del mar de banderas naranjas ondeando en la Plaza de la Independencia de Kiev hizo historia y para Yúschenko se tradujo en el apoyo de las cancillerías occidentales.

Hubo quien incluso llegó a creer que era el comienzo de una nueva ola democrática, similar a la que acompañó la caída del Muro de Berlín, la revolución de terciopelo en Praga y la desintegración de la Unión Soviética.

Pero Yúschenko no justificó las esperanzas de los ucranianos.

Ucrania apenas ha avanzado en materia de integración europea en el último lustro.

Entre sus logros figura el ingreso en la Organización Mundial de Comercio, paso que Ucrania dio antes que la vecina Rusia, que todavía sigue en la antesala de la OMC.

Pero la firma de un acuerdo de asociación con los Veintisiete y la creación de una zona de libre comercio, considerados requisitos indispensables para el ingreso aún están en el aire.

Además, en política exterior, la insistencia de Yúschenko por ingresar en la OTAN y las cada vez peores relaciones con Rusia redujeron a menos del 20 por ciento el apoyo de los ucranianos a la incorporación del país en la Alianza.

En cuanto a Rusia, tanto el actual presidente ruso, Dmitri Medvédev, como su antecesor, Vladímir Putin, le acusaron una y otra vez de aplicar una política antirrusa y también de las dos guerras del gas, que dañaron la imagen de Ucrania en Occidente.

Asimismo le perjudicó su enfrentamiento con Timoshenko, la mujer que inspiró la Revolución Naranja con sus apasionadas arengas.

La gestión de Timoshenko al frente del Gobierno, sobre todo en la privatización de las compañías estatales, acabó sacando de quicio a los asesores y empresarios amigos de Yúschenko, que perseguían sus propios intereses.

Al cabo de seis meses, Yúschenko destituyó a Timoshenko, que no dudó en aprovechar la oportunidad de pasar a la oposición y disputarle el liderazgo del "movimiento naranja" al jefe del Estado.

Como resultado, en agosto de 2006 Yúschenko vio al frente del Gobierno a su acérrimo enemigo, Yanukóvich.

Ante la dramática caída de su popularidad, el presidente se tragó su orgullo y firmó las paces con Timoshenko, dando una segunda oportunidad a la coalición naranja en 2007.

En las últimas semanas Yúschenko intentó jugar la carta del voto del miedo al denunciar que tanto Timoshenko como Yanukóvich eran marionetas del Kremlin y presentarse a sí mismo como garante de la independencia ucraniana, pero los sondeos a pie de urna han constatado la esterilidad de ese esfuerzo.EFE

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