miércoles, 23 de diciembre de 2009

Ucrania cerrará la central nuclear de Ignalina, con el último reactor europeo como el de Chernóbil

El uno de enero de 2010, Lituania se despertará huérfana. Ignalina, su única central nuclear dejará oficialmente de existir. Inaugurada en 1983 en lo que era la República Soviética de Lituania, su destino quedó marcado 3 años después por culpa del accidente más grave de la historia de la energía nuclear.

Abril 1986: Una explosión tiene lugar en el reactor 4 de la Central Nuclear de Chernóbil en Ucrania. Una nube radioactiva se desprende del edificio, de la que hoy en día ya se conocen las trágicas consequencias. En aquel entonces, el primer reactor de Ignalina funcionaba a toda marcha.

El modelo del reactor de Ignalina es el mismo que el de Chernóbil. El más potente del mundo con una potencia eléctrica de 1500 megavatios. Pero mientras Chernóbil permaneció 14 años abierta después del suceso, Europa presiona a Lituania para cerrar la central y obtener a cambio entrar en la unión. Hoy el director sigue sin entender esta decisión:

“Expertos internacionales han estimado que la probabilidad de que ocurra otro gran accidente en la central de Ignalina es de una entre un millon de años de trabajo. La probabilidad es muy pequeña.”

La decisión de cerrar Ignalina también ha disgustado a los empleados, ya que en los últimos 15 años se han invertido 231 millones de euros para mejorar la seguridad de la central.

El primer reactor fue cerrado en el 2004. Cubría el 90% de las necesidades eléctricas del país. El desmantelamiento se ha hecho a lo largo de 25 años y ha costado un millón de Euros. Un millar de personas perderán sus empleos y los ciudadanos verán sus respectivas facturas de electricidad aumentar un 30%.

Un coste muy elevado para un país sumido en una grave crisis económica, que va a tener que depender de los países vecinos para el suministro de electricidad. Pero el Gobierno no renuncia a la posibilidad de construir una nueva central.

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