Que Dmitro Chigrinski (Iziaslav, Ucrania; 1986) se lance a hablar castellano es cuestión de días. "Es una máquina con los idiomas", le definen en el Barcelona, club que fue a ficharlo a Donetsk por deseo expreso de Pep Guardiola. Para el técnico, era imprescindible. Sólo así se entiende que el club azulgrana pagara 25 millones de euros al Shakthar pese a no poder alinearlo en la Champions.
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Pregunta. ¿Qué van a encontrarse sus compañeros en Kiev?
Respuesta. Los equipos de esa zona de Europa son muy fuertes mentalmente. El CSKA de Moscú, el Zenit de San Petersburgo y el Shakhtar Donetsk son claros ejemplos. Se crecen ante los grandes rivales, como el Barça. Preparan estos partidos durante una semana o diez días. Saben cómo juega el Barça, sus puntos fuertes y cómo se mueven sus futbolistas. Físicamente, están muy bien y pueden correr 120 minutos.
P. ¿Tanto frío como en Kazán?
R. Lo más normal es estar a unos 10 grados bajo cero, pero este año están alrededor de los cinco o los siete positivos. El frío no será un problema.
P. ¿Qué tal por Barcelona?
R. Vivo en el hotel Princesa Sofía. Busco apartamento, pero no está siendo fácil. Todo eso lo lleva mi hermano, Vikhtor, porque yo prefiero concentrarme en estar fresco para entrenarme y jugar. Tengo ganas de encontrar algo. Es importante sentirse a gusto en casa, estar tranquilo. Llevo tres meses en un hotel y cada día pasa mucha gente. Puedo relajarme, pero no es lo mismo. No sabía que era tan difícil encontrar un apartamento en Barcelona. Unos están muy lejos de la ciudad deportiva y otros son enormes. Vamos a ser dos. Por eso prefiero algo pequeño. No necesito mucho.
P. ¿Qué le parece la ciudad?
R. Mi vida aquí no tiene nada que ver con la de Donetsk. La comida, el tiempo... Todo es distinto. Me encanta el pescado, de cualquier tipo, y aquí es muy bueno y fresco. En Ucrania siempre era congelado. Y siempre hace sol. Por eso la gente sonríe tanto.
P. Cuando ganó la Copa de la UEFA con el Shakthar, se regaló un máster en propiedad intelectual. ¿No le gustan los coches?
R. No tengo ni el carné de conducir. Prefiero que el coche lo lleve mi hermano. Los coches no me interesan para nada. Me gustan mucho más las motos, aunque son más peligrosas. Es una cuestión de feeling. La moto hace que uno se sienta más libre. No es cuestión de ir rápido.
P. ¿Y lo del máster?
R. Ya estaba licenciado en finanzas y decidí completarlo con el máster. El trabajo no fue demasiado difícil porque giraba alrededor del Shakthar, de cómo está organizado el club.
P. Entonces, sabrá lo que supone costar 25 millones.
R. Estoy encantado de que el entrenador haya creído en mí. Por eso quiero ser mejor cada día. Tengo que ir para arriba con el equipo. En ese sentido, es determinante que no cometa errores. Debo interiorizar el modelo de juego del equipo lo antes posible.
P. El fichaje no fue fácil, ¿no?
R. Estaba en deuda con el Shakthar porque me lo había dado todo. El presidente me dijo que quería que me quedara, que el dinero no era lo más importante, y no pude negarme. El Barça habría podido ofrecer 60 millones y no me habrían vendido. Si el Shakthar no hubiera caído en la Champions, probablemente no estaría aquí.
P. ¿Cómo fue la primera charla con Guardiola?
R. Me llamó y me hizo unas preguntas, más personales que futbolísticas. Quería saber qué tipo de persona era, cómo era en el trabajo... Antes ya había preguntado a mucha otra gente. Eso le convence a uno de que el Barça es el mejor club de Europa y demuestra por qué es más que un club. Su filosofía de vida es especial.
P. ¿Y cómo le recibió?
R. Me dijo que tenía que escuchar mucho y aprender rápido. Habla mucho conmigo y siento que cree en mí. Por eso es vital que hable español cuanto antes. Cuando viajas, es importante familiarizarte con los lugares. No sólo con el idioma, sino también con la cultura. Hay que llegar a comprender cómo piensa la gente que te rodea.
P. ¿Y en la defensa?
R. Hablo mucho con Piqué, Rafa [Márquez] y Puyi. Me están ayudando a que me integre. Siempre se están riendo. Todo el mundo es feliz aquí. Hay algo que me ha sorprendido mucho: cuando se acaba un partido, ya nadie vuelve a hablar de él porque está acabado. ¿Hemos ganado? Sí. Pues a pensar en el próximo, siempre hacia adelante. Además, este Barça está formado por gente sencilla. Cuando estás en un club pequeño, ves a los que juegan en uno grande y piensas: "Seguro que van de estrellas". Éstos, no.
P. Dentro del campo, ¿qué mecanismos le cuesta más asimilar?
R. En el Barça se piensa distinto que en la mayoría de los equipos. Aquí hay que controlar el balón y el partido. El Barça nunca cambia su filosofía. Tenemos que jugar siempre al ataque, controlando la situación y la pelota. Cuando metemos un gol, tenemos la obligación de jugar igual para meter otro. Eso no es fácil de asimilar para un jugador que viene de donde yo vengo. En general, el Barça lo controla todo y por eso, porque su forma de expresarse en el campo es tan distinta, aún no me he adaptado del todo.
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