El arzobispo polaco Segismundo Félix Felinski, canonizado hoy por Benedicto XVI está considerado el protector de los pobres y de los huérfanos, y la monja francesa Jeanna Jugan, también proclamada santa, se hizo mendiga por los más necesitados.
Segismundo Félix Felinski nació en 1822 en Wojutyn, localidad que actualmente pertenece a Ucrania. Fue el séptimo de once hermanos, de familia noble, que le inculcó el amor por Dios, el sacrificio por la patria y el respeto al hombre.
En 1851 entró en un seminario y fue ordenado sacerdote en 1855. Inspirado del espíritu de misericordia fundó un orfanato y la congregación religiosa "Familia de María".
Considerado protector de los pobres y los huérfanos, fue nombrado en 1862 arzobispo de Varsovia, donde fundó un centro de renacimiento espiritual y organizaba ejercicios espirituales en las iglesias, hospitales y cárceles.
Tras la insurrección de 1863 se puso de la parte del pueblo y tras resultar incómodo para Rusia fue llamado a San Petersburgo, abandonando Varsovia, escoltado, como prisionero político, y confinado en Jaroslavl sobre el Volga, donde pasó veinte años.
Fue liberado en 1883, aunque no pudo volver a Varsovia, trasladándose a Dywiniaczka, en Leopoli, actual Ucrania, donde se dedicó a ayudar a los campesinos. Murió en 1895 en Cracovia en olor de santidad.
Fue beatificado por Juan Pablo II el 18 de agosto de 2002 en Cracovia.
La francesa Jeanne Jugan nació en Cancale (Bretaña), el 25 de octubre de 1792, en plena tormenta revolucionaria. Sexta de ocho hermanos, su padre, pescador, desapareció en el mar cuando ella tenía cuatro años y su madre tuvo que hacerse cargo, sola, de la casa.
Como consecuencia del clima político y de las dificultades económicas, no pudo ir a la escuela y aprendió a leer y escribir gracias a unas monjas de lugar.
Su madre le inculcó la fe católica y entró en la Orden Tercera del Corazón de la Madre Admirable (eudista), donde desarrolló una vida activa y contemplativa centrada en Jesús.
En 1842, junto a otras terciarias, adquirió un antiguo convento en ruinas, donde albergaba ancianos. Para poder hacer frente al problema financiero (compró el local sin dinero y no tenían nada) Jeanne salía a la calle a pedir, se hizo mendiga para los pobres y fundó la "Providencia de Dios".
En 1845 recibió el Premio Montyon, que la Academia Francesa atribuye como recompensa al "francés pobre que haya hecho durante el año la acción más virtuosa", y fundó nuevos centros.
Entre medias su congregación se extendió por Europa y después en los otros continentes.
Falleció el 29 de agosto de 1879 y fue beatificada por Juan Pablo II en 1982.
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