domingo, 5 de julio de 2009

«La estrategia de Putin para la crisis es esperar a que se solucione en EE UU»

Grigori Yavlinski, de 57 años, es economista y miembro de la ejecutiva del partido liberal Yábloko (manzana), formación extraparlamentaria desde 2003. Participó en 1990 en la elaboración del Programa de los 500 días, con el que se pretendía convertir el sistema de planificación soviético en una economía de mercado. Formó parte del primer Gobierno de la era Yeltsin y ha sido candidato a las presidenciales en 1996 y 2000. Dejó el liderazgo del partido hace un año.
-¿A qué se debe el actual empeoramiento de la situación en el Cáucaso Norte? Parecía estabilizado.
-Lleva camino de explotar porque los problemas existentes no se han resuelto. La violencia incluye elementos de terrorismo, separatismo e injerencia exterior, pero su principal componente es la protesta por la violación sistemática de derechos, por la ausencia de democracia, por la imposibilidad de influir en el estado de cosas y por la impotencia ante la corrupción.
-Allí está Georgia y la situación en la frontera también es tensa, ¿pueden reanudarse las hostilidades?
-El afán anexionista de Rusia ha hecho que ahora tenga mil kilómetros de frontera hostil en el sur, pero no sé si terminará habiendo una nueva guerra, sería una locura. Me preocupan también Ucrania, Moldavia e incluso Bielorrusia.
-¿También en esos países hay peligro de guerra?
-Hay peligro de injerencia de Rusia. El Kremlin podría verse tentado de aprovechar, por ejemplo, la actual inestabilidad en Ucrania para atizar conflictos en Crimea y en otras regiones del sur y este. Sería muy grave porque se volvería contra Rusia en forma de aislamiento.
-Moscú dice intentar así poner freno al avance de la OTAN.
-La mejor forma de hacer frente a la ampliación de la OTAN es posicionándose como garante de la integridad territorial y soberanía de esos estados, desarrollando con ellos buenas relaciones en todos los terrenos. Moscú formula sus prioridades en política exterior tratando de establecer zonas de influencia allí donde no le quieren ni ver.
-¿Qué espera de la cumbre Rusia-Estados Unidos de mañana?
-Es bueno que Obama y Medvédev hablen, pero no creo que se acuerde nada especial. Seguramente pactarán los principios para que se alcance en el futuro un nuevo tratado de desarme.
-¿Tan distantes ve las posturas?
-Rusia ocupa una posición indeterminada en su relación con el resto del mundo.
-Sus ambiciones no se corresponden con su potencial económico y tecnológico ni con su nivel de desarrollo sociopolítico. ¿Qué debe hacer entonces?
-Alinearse con los países democráticos, rechazar la ideología nacional-imperialista y dejar de apoyar regímenes totalitarios. La tendencia que se observa de neoimperialismo, la corrupción, la rehabilitación de Stalin, la inacabable propaganda antioccidental en los medios de comunicación impiden que podamos diseñar una adecuada política exterior y de defensa.
Hacia el Tercer Mundo
-Pero Rusia busca su modelo, ser un polo mundial de poder.
-La tercera vía no existe, lo que hay es el camino que conduce al Tercer Mundo. Rusia debería atemperar su retórica belicista. En lugar de tanto ensayo de misiles o demostraciones de músculo en los desfiles de la Plaza Roja sería más útil acabar con la corrupción y la criminalidad dentro de las Fuerzas Armadas, dotar de viviendas a sus oficiales y mejorar su preparación y equipamiento.
-¿Cuál es la estrategia de Vladímir Putin para superar la crisis?
-Consiste en esperar a que la situación en EE UU se solucione. Se insulta a los americanos, se les critica, se les convierte otra vez en el enemigo número uno, les damos lecciones de economía, de moral y de cómo hay que vivir, pero nosotros mismos esperamos a que su economía se reactive, a que suceda lo mismo en Europa y vuelva todo de nuevo a la normalidad.
-¿Medvédev ha logrado ya emanciparse de Putin?
-No.

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