lunes, 4 de mayo de 2009

Rusia mueve ficha

Es muy seria la decisión del presidente Medvédev de firmar un tratado con los presidentes de las regiones autónomas de Georgia, Osetia del Sur y Abjasia para responsabilizarse de la protección de sus fronteras, demostrando que para Rusia son dos territorios independientes (parecidos a Kosovo). De inmediato se han producido declaraciones del Gobierno de Georgia y de la OTAN, condenando estos acuerdos que suponen la ruptura de lo conseguido por la UE y la OTAN para poner fin a la guerra de los cinco días, cuando Rusia invadió Georgia.

El que Rusia asuma el control de las fronteras georgianas es considerada como una provocación a los países occidentales, que ven cómo Georgia, que ha solicitado su ingreso en la OTAN, ve disminuida su soberanía sobre dos territorios en los cuales Rusia ha puesto su alargada mano.

¿Por qué? El pretexto es que la próxima semana la OTAN va a iniciar ejercicios militares en Georgia. Pero lo que demuestra Rusia es dónde está la línea roja que no permite pasar. No es cuestión de territorios, se trata de que Rusia ha perdido zonas de influencia en la región del mar Negro y necesita asegurar sus últimas posiciones que le permitan dar salida hacia el sur mediterráneo a sus productos petrolíferos y cereales, que son las fuentes de riqueza de la Rusia caucásica. Sobre todo este conflicto pende la incógnita del alquiler de la base naval de Sebastopol, donde se estaciona la flota del mar Negro, que va a tener que ser renovada con Ucrania próximamente. Ahí está la importante jugada estratégica de los meses venideros entre Rusia y la OTAN.

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