sábado, 10 de enero de 2009

Próximos puntos calientes de Rusia

La coacción que ejerce Rusia sobre sus vecinos es un punto caliente que amenaza a Europa, a Estados Unidos, y al presidente electo Barack Obama. La Rusia autocrática se ha dedicado a aprovecharse de sus vecinos más débiles y a devolver las humillaciones recibidas desde la desintegración de la Unión Soviética. La trágica guerra con Georgia del pasado agosto demostró que Rusia está preparada para utilizar su poderío militar. El 24 de diciembre, el presidente Dmitri Medvedev declaró que «los intereses de su nación deben protegerse por todos los medios al alcance». El 31 de diciembre, el primer ministro Vladimir Putin complicó aún más el asunto. La injerencia de Ucrania en las exportaciones rusas de gas a Europa podrían tener «serias consecuencias para el país de tránsito».
Moscú está dejando claro que está dispuesto a utilizar el poder duro contra sus vecinos más pequeños. ¿Cuáles serán los siguientes? Desde agosto, Rusia ha duplicado su presencia militar en las regiones separatistas georgianas de Abjazia y Osetia del Sur. Las tropas se encuentran a 40 kilómetros escasos de Tbilisi y en los alrededores de los conductos de energía y de las vías férreas. El ejército ruso podría tomarlos en cualquier momento. Si Kiev no contenta a Moscú, el ejército ruso podría intervenir para «proteger» el gasoducto de Ucrania que va a Europa. Además, Rusia está cuestionando la situación legal de Crimea, distribuyendo pasaportes a los ciudadanos de etnia rusa que viven allí y exigiendo que se mantenga su base naval en Sebastopol, cuando su usufructo sobre ella expira en 2017. Moscú parece estar buscando pretextos para intervenir.
No se pueden pasar por alto otros posibles puntos calientes. Millones de rusos viven en Kazajistán, que posee excepcionales recursos naturales. Los líderes del país intentan por todos los medios no contrariar a Moscú, pero incomodan al Kremlin exportando energía a través del sur del Cáucaso. Azerbaiyán y Turkmenistán también poseen una gran riqueza energética, pero sus regimenes podrían ser ineficaces ante un desafío por parte de Rusia. Resulta inquietante que Rusia haya anunciado recientemente la formación de una nueva fuerza militar «internacional» para Asia Central.
Bielorrusia, dependiente de los mercados rusos y de la energía subvencionada, busca más ayuda de Moscú aunque para ello podría tener que ceder más autonomía. Moscú intervendría si otra «revolución de colores» derrocara a Aleksandr Lukashenko, el autoritario gobernante del país, y podría anexionarse Bielorrusia, poniendo fin a años de estériles debates sobre la unión.El uso de la fuerza por parte de Rusia podría amenazar importantes intereses estadounidenses y europeos. Las fuerzas estadounidenses y europeas en Afganistán dependerán cada vez más de la logística terrestre de Asia central y del sur del Cáucaso. Occidente necesita una estrategia de dos vertientes para cubrirse: dialogar con Rusia para instarla a encauzar sus ambiciones de forma menos amenazadora, y tomar medidas para aumentar la seguridad de los vecinos de Rusia. Una presencia más habitual de las fuerzas defensivas de Estados Unidos y de la OTAN también sería fundamental. El objetivo es que Moscú llegue a temer los costes y dude del éxito de cualquier tipo de agresión que pueda llegar a plantearse.

No hay comentarios: