El ex 'enfant terrible' del cine francés Luc Besson ('Nikita') es el productor de la serie 'Transporter', de nuevo con el extraduro Jason Stathan metido en la piel del especialista Frank Martin, dispuesto esta vez a sacar adelante una movida de mucho cuidado, relacionada con un encargo explosivo que le lleva de Francia a Ucrania. Amigos y enemigos se ven las caras en esta violenta descripción de situaciones al límite de lo posible, filmadas por el recién llegado Olivier Megaton con munición de fogueo, como si de un cómic gangsteril se tratara, donde héroes y villanos se confunden en una partida criminal que delata influencias no siempre bien asimiladas de los 'polar' (filmes policiacos) franceses clásicos.
Porque ya es hora de que aclaremos que no existen temas agotados, sólo imaginaciones agotadas. Entre las que se cuenta la de este efectista 'clipper' galo, Olivier Megaton, capaz de dar una vuelta de tuerca más a las intrigas del hampa, con un 'transportista' ajustado al nuevo milenio, Jason Stathan, un poco en la línea del ya de capa caída Bruce Willis, sobreviviendo en un mundo mucho más casposo, mugriento y sórdido. También mucho más amoral, postpunk, postmoderno y posthecatómbico,que el modelo del que parte.
Todo ello barato y eficaz, en su empeño por dar ejemplo de cómo emplear unos recursos económicos más bien escasos. De ahí que 'Transporter 3' vaya más allá, haciendo de esas evidentes carencias un estilo propio, rasposo y contrapuesto a otras películas del mismo estilo rodadas por la poderosa industria del cine yanqui. Y, para colmo, incluye una brutal pelea -que nos recuerda en cierto modo a la de 'Desde Rusia con amor'-, como corresponde a un producto adrenalínico, virilote y de una formulación visual tan movida como aparatosa, incluido montaje-choque, dentro de sus pragmáticos márgenes palomiteros.
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