domingo, 25 de enero de 2009

El capítulo ucraniano del conflicto gasístico

Moscú, 24 ene (PL) La llamada guerra del gas entre Rusia y Ucrania, pese a zanjarse tras la firma de un contrato comercial, persiste hoy como centro de las reñidas disputas políticas entre los dirigentes de ese país centroeuropeo.

El acuerdo que regula la compra-venta del carburante de 2009 a 2019 entre Gazprom y su homóloga Naftogaz Ucrania generó lecturas y posiciones contrapuestas en Kiev, donde la elite, dividida en varios bandos no oculta la intención de ganar ventajas políticas en el tema.

Mientras la primera ministra Yulia Timoshenko consideró una victoria los documentos suscritos con Moscú, el presidente Víctor Yuschenko, con una retahíla de acusaciones contra ésta, los catalogó de pérdidas para la parte ucraniana.

Yuschenko presionó hasta conseguir incluir en la agenda de una sesión extraordinaria del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa una revisión de los convenios gasísticos ruso-ucranianos.

La reunión se anunció para este 23 de enero, pero fue postergada hasta el 30.

Al calor de la firma de los contratos bajo la supervisión del primer ministro Vladimir Putin y de su par ucraniana, el titular de la Suprema Rada (parlamento ucraniano), Vladimir Litvin, dijo saludar ese acontecimiento, que impuso la paz definitiva.

Para el 5 de febrero la Rada planea someter a debate parlamentario el tema sobre un voto de confianza al gobierno de Timoshenko, quien en vísperas de su viaje a Moscú declaró que ella y sus ministros asumían toda la responsabilidad por las negociaciones.

La jefa de gabinete reaccionó con la misma agudeza a las críticas del Presidente y consideró inoportuna y tardía la convocatoria del Consejo de Seguridad.

Opinó que debió hacerse en plena crisis del gas con Rusia y no después de zanjarse la disputa.

Agregó que tampoco ese órgano posee los resortes necesarios para anular dichos acuerdos.

Para Vitali Bushuev, director del Instituto de Estrategia Energética, del Ministerio de Energética de Rusia, una disputa sobre quién ganó o perdió con el pacto sellado carece de sentido común.

Indicó que si ambas partes se consideran vencedoras –en alusión a Moscú y a Kiev-, significa que se llegó a algún nivel de compromiso. En asuntos como éstos no existe un solo ganador, sostuvo el experto.

Alexander Tsipko, analista del Instituto ruso de Evaluaciones Estratégicas y Análisis, calificó de contraproducente los intentos de hallar un perdedor en las negociaciones.

El mejor lenguaje para describir la situación fue el escogido por Putin y Timoshenko en la rueda de prensa, señaló Tsipko.

Ninguno de los dos habló de robo o engaño, y si de una responsabilidad compartida ante los países de Europa. El hecho de encontrar un compromiso pone a Rusia y a Ucrania al mismo nivel como vencedores, sostuvo.

Aunque con demora, dijo, fueron capaces de restablecer el gas al continente y ahora es necesario esforzarse por demostrar que Moscú y Kiev pueden ser socios confiables entre sí y con Europa.

Timoshenko reveló a la televisión que el mandatario y allegados pretenden regresar a la compañía Rosukrenergo al negocio de mediador entre Gazprom y Naftogaz, y “eso ella no lo permitirá”, aseguró.

No le permito al Presidente regresar a ese mediador corrupto, sentenció Timoshenko.

La primera ministra impugna a Yuschenko y a su otro rival político electoral, Víctor Yanukovich, el interés de ganar el favoritismo de la compañía Rosukrenergo.

Declaró que ambos esperan para 2009 los aportes voluntarios de la empresa con vista a la campaña presidencial.

Yanukovich, líder del opositor partido las Regiones apoya una moción de censura contra Yuschenko y la dimisión de Timoshenko, a quien culpa de la crisis económica del país.

Sus detractores acusan de igual forma a la “dama de hierro” ucraniana de buscar ventajas políticas, sobre todo enfiladas a conseguir respaldo del Kremlin en su carrera hacia las presidenciales de 2010, de ahí que pactara en el gas, afirman.

El vicepresidente de Gazprom, Alexander Medvédev, opinó que el paquete de contratos posee “suficientes condiciones atractivas”, las cuales benefician también a la contraparte.

Los documentos, rubricados el pasado 19 de enero, por los copresidentes de las respectivas compañías, Alexei Miller y Oleg Dubiná, tienen fuerza legal hasta el 31 de diciembre de 2019.

El precio base para Ucrania durante 11 años es de 450 dólares por mil metros cúbicos de gas, pero podría disminuir o aumentar por trimestre, según una fórmula de mercado aplicada por Gazprom, la cual prevé una rebaja del 20 por ciento durante 2009.

De enero a marzo Naftogaz comprará el gas ruso en la frontera a una tarifa de 360 dólares, llevado a 228,80 dólares con el descuento. Timoshenko intenta tranquilizar a los escépticos con la promesa de negociar con Moscú costos económicos para después de 2010.

Todo apunta, sostienen expertos, a que los líderes ucranianos no cederán en sus posiciones actuales y mantendrán el tema del gas como rehén para ganar créditos de la opinión pública dentro del torbellino político interno. 

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