lunes, 25 de agosto de 2008

costo de la independencia

El conflicto en Georgia parece haber cristalizado uno de los muchos dilemas latentes en la región del Cáucaso: los reclamos independentistas de las regiones de Osetia del Sur y Abjasia, escenario de los enfrentamientos militares de las últimas semanas.

Con marchas Abjasia y en Osetia del Sur reclaman la independencia.Estas dos regiones georgianas, escasamente pobladas pero consideradas importantes estratégicamente, se han transformado en el botín de guerra de la rivalidad entre Moscú y Tiflis, y por ello es difícil pensar que las cosas se mantendrán como estaban antes del conflicto.
Los líderes independentistas de ambas regiones están aprovechando el confuso contexto y han pedido, con manifestaciones y votos parlamentarios, que Rusia reconozca su independencia como primer paso hacia su separación de Georgia.
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Rusia, al parecer, está dispuesta a considerarlo.
Nadie sabe, sin embargo, qué forma exacta podría tomar una mayor autonomía de Osetia del Sur y Abjasia.
Para Georgia, los reclamos independentistas de estas regiones no son un tema nuevo: ambas declararon su independencia durante la década del 90, aunque ésta no fue admitida por la comunidad internacional y todavía ambas regiones son parte del territorio georgiano, con un leve grado de autonomía.
Kosovo, ¿un precedente?
Para algunos, las pretensiones de las provincias rebeldes georgianas no son desatinadas, particularmente dado el precedente de otros grupos que lograron su autodeterminación tras la caída de la cortina de hierro.
Pero acusan una doble moral, comparando cómo se recibe el caso de éstas con otros, como el de Kosovo, que, pese a la resistencia rusa, fue declarado independiente a principios de este año con el apoyo de Estados Unidos, la mayor parte de la Unión Europea y otros países de Occidente.

El mundo está dado vuelta: ahora son los rusos los que apoyan mayor independencia para estas dos áreas, y Occidente, quizás equivocadamente, argumenta que deben permanecer con Georgia
Jon Boonstra, analista
En esta ocasión, es Rusia quien apoya el reclamo independentista y Occidente quien pide respetar la integridad territorial georgiana.
¿Pero son realmente comparables estos dos casos?
Según Jon Boonstra, analista de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (FRIDE) de Madrid, el reciente conflicto armado sí ha generado un cierto paralelismo entre los dos casos.
"El mundo está dado vuelta: ahora son los rusos los que apoyan mayor independencia para estas dos áreas, y Occidente, quizás equivocadamente, argumenta que deben permanecer con Georgia", dijo en una entrevista con BBC Mundo.
Sin embargo, Boonstra aclara que las situaciones son diferentes: en el caso de Kosovo, en la zona había una historia de conflicto profunda, de limpieza étnica y atrocidades y todas las soluciones alternativas posibles de reconciliación estaban agotadas.
En Osetia del Sur y Abjasia, opina Boonstra, no hay una historia de violencia tan marcada.
Sin embargo, Moscú se vale de ese ejemplo.
"Con el reconocimiento de Kosovo, ellos (Occidente) abrieron una caja de Pandora", comentó en declaraciones a la agencia AFP Dmitry Rogozin, líder de la misión rusa en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
El apoyo ruso al separatismo osetio y abjaso sería una ironía, además, porque en dos oportunidades se opuso al separatismo chechenio militarmente. De esa manera, se expone a la misma acusación de doble moral.
Riesgos
De todas maneras, como comenta el analista sobre el Cáucaso de la BBC, Steven Eke, el Kremlin enfrenta una decisión difícil sobre separatismo.
Eke explica que lo que algunos sectores en Rusia realmente desean es que Osetia del Sur y Abjasia terminen anexándose a la Federación Rusa, de manera que apoyar su independencia iría en contra de esos planes.

Ya de por sí, según el analista, en estas regiones -especialmente en Abjasia- hay poca voluntad de los pobladores locales para que la región sea absorbida por Rusia.
Esto, pese a que la mayoría de los ciudadanos de ambas regiones cuentan con pasaportes rusos.
Y no sólo la potencial resistencia a la anexión a Rusia es un elemento a considerar.
Rusia también está preocupada por el efecto que podría tener en otros conflictos latentes en la zona, como los de Transnistria (un área entre Moldova y Ucrania) y en Nagorno-Karabakh (conflicto entre Armenia y Azerbaiján).
Pero para Boonstra, el peligro más grave es que los conflictos se "congelen" y no se avance en ningún sentido: ni hacia la reafirmación del derecho soberano de Georgia sobre Osetia del Sur y Abjasia, ni hacia una mayor autonomía de las regiones.
La historia enseña que, cada vez que se ignora un conflicto, reaparece poco después; el separatismo en el Cáucaso no tiene por qué ser la excepción.

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