martes, 15 de julio de 2008

Entregan a policías obras de Antón Chéjov

El objetivo es relajar su duro acontecer de los uniformados capitalinos
"Para leer en libertad" es el título de esta segunda antología
El Financiero en línea
México, 14 de julio.- A fin de acercar a los policías capitalinos a la literatura y relajar su duro acontecer, la Academia de Policía entregó este año a cada uno de ellos, una antología de cuentos que incluye obras de Antón Chéjov, Miguel de Cervantes y Jack London. "Para leer en libertad" es el título de la segunda antología nacida del curso "Letras en guardia", que realiza la Academia de Policía capitalina desde el año pasado y que dirige el poeta mexicano Juan Hernández. Antón Chéjov es considerado por los críticos modernos como uno de los escritores rusos más leídos alrededor del mundo. Fue maestro de relato, dramaturgo y narrador, quien con sus temas cotidianos retrató el sentir de su país. Nació en Ucrania, el 29 de enero de 1860 y murió en Alemania el 15 de julio de 1904. De acuerdo con los estudiosos de su obra, a Chéjov se debe en gran medida el relato moderno en el que el efecto depende más del estado de ánimo y del simbolismo, que del argumento, y se le considera como una de las figuras más destacadas de la literatura rusa. Sus narraciones, más que tener un clímax y una resolución, son una disposición temática de impresiones e ideas. Y es que a partir de temas de la vida cotidiana, Chéjov retrató el sentir de la vida rusa anterior a la revolución de 1905: las vidas inútiles, tediosas y solitarias de personas incapaces de comunicarse entre ellas y sin posibilidad de cambiar una sociedad que sabían que era inherentemente errónea. Algunos de los mejores relatos de Chéjov se incluyen en el libro publicado de manera póstuma "Los veraneantes y otros cuentos" (1910). Hijo de un comerciante que había nacido siervo, Chéjov cursó estudios de Medicina en la Universidad Estatal de Moscú y mientras estaba allí, publicó relatos y escenas humorísticas en revistas. De acuerdo con sus biógrafos, casi no ejerció la medicina debido a su éxito como escritor y porque padecía tuberculosis, en aquel tiempo una enfermedad incurable. La primera colección de sus escritos humorísticos: "Relatos de Motley" apareció en 1886, y su primera obra de teatro "Ivanov", se estrenó en Moscú al año siguiente.
En 1890, Chéjov visitó la colonia penitenciaria de la isla de Sajalín, en la costa de Siberia, para escapar de las inquietudes de la vida del intelectual urbano, y posteriormente escribió "La isla de Sajalín" (1891-1893), un relato de su visita. La frágil salud de Chéjov le llevó a trasladarse en 1897 de su pequeña propiedad cercana a Moscú a Crimea, de clima más cálido, aunque también hizo frecuentes viajes a los balnearios de Europa central. Casi a finales de siglo conoció al actor y productor Konstantín Stanislavski, director del Teatro de Arte, de Moscú, que en 1898 representó su obra "La gaviota" (1896). Esta asociación de dramaturgo y director de teatro, que continuó hasta la muerte de Chéjov, permitió la representación de varios de sus dramas en un acto y de sus obras más significativas como "El tío Vania" (1897), "Las tres hermanas" (1901) y "El jardín de los cerezos" (1904). En 1901 se casó con la actriz Olga Knipper, que había actuado en sus obras. Dentro del teatro ruso, a Chéjov se le considera como un representante fundamental del naturalismo moderno y es uno de los autores más leídos alrededor del mundo. Sus trabajos han sido traducidos a más de 50 idiomas y se calcula que se han publicado aproximadamente mil millones de copias de sus obras. Sus piezas dramáticas, lo mismo que sus relatos, son estudios del fracaso espiritual de unos personajes en una sociedad feudal que se desintegraba. Para presentar estos temas, Chéjov desarrolló una nueva técnica dramática que él llamó de "acción indirecta". Para ello diseccionaba los detalles de la caracterización e interacción entre los personajes, más que el argumento o la acción directa. En una obra de teatro de Chéjov muchos acontecimientos dramáticos importantes tienen lugar fuera de la escena y lo que se deja sin decir muchas veces es más importante que las ideas y sentimientos expresados. Algunas de sus obras fueron inicialmente rechazadas en Moscú, pero su técnica ha sido aceptada por los dramaturgos y los espectadores modernos. Sus puestas en escena aparecen con frecuencia en los repertorios dramáticos de cualquier lugar del mundo. (Con información de Notimex/MVC)

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