sábado, 5 de abril de 2008

Ucrania y Georgia tienen derecho a definir su futuro


El pasado martes el centro de Kiev parecía una imagen de un día soviético, un pasado como que se negara a desaparecer. La bandera roja con la hoz y el martillo ondeaba sobre los manifestantes, que con los puños en alto, brazaletes rojos y gritaban consignas contra el presidente estadounidense y la OTAN. Eran los comunistas, socialistas, y otras agrupaciones menores, todas de clara afiliación a favor de Moscú. En otra parte de la ciudad se discutía y debatía sobre el futuro.
El mandatario estadounidense llegó en la noche del 31 de marzo, para ir directo al hotel Hyatt, y solamente el martes 1 de abril, en horas de la mañana comenzaron las actividades oficiales. Encuentros con su homólogo Victor A. Yuschenko, con la premier Yulia V. Timoshenko, con el presidente del parlamento Arseni P. Yatseniuk, y terminaron con el líder de la oposición y ex premier (Partido de las Regiones) Victor V. Yanukovich. George W. Bush, a diferencia de su padre, apoya incondicionalmente todos los esfuerzos de Kiev por distanciarse de Moscú. De aquellas palabras de mayo de 1991 de George H. W. Bush sobre el “suicidio nacionalista” y una alianza con el gobierno central (Moscú), ahora se habla de alianza con Occidente.
A pesar de esos gritos nostálgicos, las relaciones de hoy entre Kiev y Washington se perfilan con solidez. Un acuerdo comercial que podría abrir las puertas a los ucranianos a la Organización Mundial del Comercio, dejando a un lado el nada atractivo Espacio Económico Unido (EEU) o “zona del rublo” integrada por Rusia, Bielorrusia, Ucrania y Kazajastán. Ucrania ha sido el único país que no pertenece a la Alianza que ha participado en todas las operaciones militares que esa agrupación ha desarrollado y desarrolla, desde Irak a Afganistán, pasando por Kosovo. Los ucranianos permiten a los turistas occidentales ... permanecer en el país por tres meses sin necesidad de visas.
El presidente ucraniano ha sido claro. La entrada en la OTAN es una garantía de la independencia de Ucrania. De nuevo el país, como en los tiempos de la Revolución Naranja se ha dividido en dos bloques claramente lingüísticos. El este en contra de la OTAN, nada de pertenecer a la Alianza Atlántica, para no molestar al vecino mayor, al hermano ruso. El oeste radiante de felicidad, esperando integrar la OTAN. Esas fueron las mismas diferencias que se vivieron durante la Revolución Naranja.
El líder socialista Petr M. Simonenko, alega que la entrada en la Alianza lleva a la pérdida de la soberanía nacional. Un argumento que de seguro debe ofender a los alemanes, españoles, italianos, checos o albaneses. Ninguna nación que ha integrado el bloque atlántico ha sentido menoscabo en sus atributos soberanos. El concepto de defensa colectiva o consenso en la toma de decisiones los comunistas y socialista ucranianos parecen no entenderlo, prefiriendo el ordeno y mando que desde Moscú le llegaban en época de la Unión Soviética. El principal adversario de la entrada, tanto de Ucrania como de Georgia, a la OTAN sigue siendo Rusia, que considera toda la región como su territorio estratégico.
La mentalidad de la Guerra Fría no ha desaparecido del Kremlin y mucho menos de los rusos. El 60 por ciento de ellos consideran como un peligro para el país la entrada de las dos naciones en la OTAN, e inclusive ven más peligrosa la presencia de la Alianza en Georgia, que en las estepas ucranianas. La población georgiana no supera los cuatro millones y medio de habitantes, menos que la ciudad de San Petersburgo. El término de “cordón sanitario” alrededor de Rusia o “amenaza en las fronteras” son términos de los cuadernos políticos soviéticos.

LaDuma rusa realizó el mismo martes una sesión de consultas sobre las relaciones bilaterales con Ucrania y amenazan con denunciar el tratado de amistad, cooperación y colaboración que existe entre las dos naciones, si el vecino sureño comienza el proceso de entrada a la OTAN. En Bucarest se decidió que por el momento no extenderán la invitación a Ucrania, Georgia y Macedonia. Esta última por el tema del nombre, que Grecia reclama como griego. Georgia por las dos regiones secesionistas que tiene: Abajasia y Osetia del Sur. En ambas hay tropas rusas.
Y Ucrania, alegaron varios de los mandatarios atlantistas (Alemania y Francia) porque solamente el 30 por ciento de los ucranianos apoyan el ingreso. En diciembre venidero se volverán a reunir los cancilleres de la OTAN para tratar el tema y el tema vuelve a la cumbre del 2009. Con tales argumentos el gobierno de Kiev tendrá que desarrollar una campaña de explicaciones y argumentos a la población para un posible referéndum, similar al que hicieron en España en 1986, bajo el gobierno socialista de Felipe González.
Vale mencionar que Madrid necesitó 10 años para explicar las ventajas de la opción atlantista. En el caso de Georgia parece que le tocará usar las armas para desalojar a los separatistas de Abjasia y Osetia, usando el ejemplo ruso del Caúcaso. Pero este es un mal ejemplo.

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