Pensé que nunca más jugaría al balonmano, que todo se había acabado». Oksana Sakada, la jugadora del Farho Gijón internacional por Ucrania, se llevó el mayor susto de su carrera deportiva tras fracturarse tres vértebras lumbares en el Mundial ante Alemania, allá por el mes de noviembre. La deportista sacó fuerzas de la desgracia y tras permanecer semanas sin poder moverse, comenzó a recuperarse.«Caí al suelo y vi que no podía moverme, por lo que me trasladaron rápidamente a un hospital en Nantes, donde pasé tres días hasta que los médicos decidieron que fuese en avión hasta mi país», relata.«No tenía movilidad articular. Estaba muy asustada». «Lo peor -reconoce- fue el viaje en avión hasta Ucrania, en una camilla, sobre los asientos, prácticamente pegando mi cara en el techo sin que casi pudiese respirar». «Luego hasta completar tres semanas, que fue el tiempo que tardé en volver a andar, estuve en mi casa, en la cama sin esperanza alguna, veía que no progresaba, que apenas me movía», explica. La recuperación fue lenta, siempre con el apoyo de su familia: «Mi madre me levantaba la cabeza y me daba de comer». «No podía hacer más, por lo que los quince primeros días los pasé llorando y sentí muchísima impotencia», rememora. Y, todo ello, con la incertidumbre de no saber qué iba a pasar. «Los médicos no me daban un pronóstico con precisión, porque decían que tenía que esperar y que debía estar un mes y medio sin moverme».Así las cosas, la jugadora del Farho se sentía angustiada, «porque además mi hijo, que espero que regrese a Gijón a finales de mes, sólo tiene tres años y lo pasó muy mal. Al principio ni siquiera podía abrazarme, lo que hundió más mi moral».«Pero todo cambió cuando a los veinte días di mis primeros pasos». «Parecía un niño pequeño cuando empieza a caminar», afirma.Finalmente, Sakada, después de casi dos meses, llegó a Gijón a principios de este mes, demostrando una gran profesionalidad, ya que los médicos en Ucrania le recomendaban más reposo. «Ya pasó lo peor y creo que esto me ha reforzado como deportista, por lo que ahora voy a trabajar con todas mis fuerzas, porque mi equipo me necesita». Es consciente de que no podrá estar mañana con sus compañeras ante el Marina Park, pero espera jugar ante el Elche en una semana. Eso sí, reconoce, que «habrá que ir poco a poco, aunque tengo mucha confianza en mí misma». Sakada intensifica estos días su puesta a punto, con el fisioterapeuta Lorenzo del Pozo en el gimnasio de su clínica y, después, practica natación en la piscina de El Coto. La internacional ucraniana, el fichaje estrella del Farho, confía en volver a las canchas lo más pronto posible, porque sabe que luego, tras el Elche, habrá que ganar al Castro, en otro partido vital para las aspiraciones del club gijonés.
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