sábado, 3 de noviembre de 2007

Las disyuntivas de Yuschenko





Kiev, 3 nov (PL) La dilataciones para formar una coalición entre el bloque de Yulia Timoshenko (BIUT) y la alianza Nuestra Ucrania-Movimiento Autodefensa (NU-MA) condicionan las variantes de maniobra para el último año de presidencia de Viktor Yuschenko.
Las dificultades para crear la unión de las llamadas fuerzas naranjas con el fin de contar con una mayoría parlamentaria y conformar el nuevo gobierno, trae consecuencias imprevisibles para los esfuerzos de Yuschenko de reelegirse en 2009.
El jefe de Estado, de quien muchos ligan el nivel de su popularidad con los resultados de la NU-MA (14,15 por ciento) en los comicios anticipados del 30 de septiembre pasado, busca imponerse como figura política anticrisis.
Visto y criticado por el Partido de las Regiones (PR) y sus aliados comunistas y socialistas en la Rada saliente, al ser el generador del caos, cuando en abril último ordenó disolver el parlamento, ahora Yuschenko se presenta en el papel de conciliador.
En ese sentido, el semanario Komentari estima que una de las variantes favorables al mandatario sería el fracaso para formar una coalición naranja, lo cual impediría el trabajo de un nuevo gabinete y le permitiría imponer una dirección directa del país.
De ser así, Yuschenko podría nombrar al influyente jefe de la Secretaría Presidencial, Viktor Baloga, como primer ministro interino, mientras el actual jefe de Gobierno y líder del PR, Viktor Yanukovich, presidiría el legislativo.
La variante de los tres Viktor en el poder posee sus riesgos, pues en caso del aumento de los precios del gas suministrado por Rusia y la imparable inflación, las consecuencias negativas de las crisis la podría asumir por completo el jefe de Estado.
Ello reduciría sus posibilidades de mantenerse en la presidencia, a lo cual se sumaría la fuerte oposición que tendría la gestión de Baloga, si Timoshenko se queda, finalmente, sin la oportunidad de dirigir el equipo ministerial.
Llama la atención que la exigencia del presidente para que todos los futuros diputados de la NU-MA y el BIUT firmaran personalmente el acuerdo de esas dos agrupaciones para crear una coalición, no fue cumplida por tres miembros de la alianza presidencial.
Entre los renegados se encuentra el jefe del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa, Ivan Pliush, a quien la prensa local vincula a Baloga, lo cual muestra la posibilidad de la preparación de otros escenarios.
Pese a la promesas del referido trío a firmar en breve el arreglo coalicionista, ello envía una señal diferente de al menos un sector dentro de la propia Secretaría Presidencial sobre las perspectivas reales de una mayoría naranja en la Rada.
Al respecto, Igor Popov, presidente del Comité de Electores de Ucrania, estimó que en caso de fracasar el intento de una coalición del BIUT y la NU-MA, el mandatario podría apelar a la voluntad popular, mediante un referendo sobre una nueva Constitución.
La Carta Magna podría ampliar los poderes presidenciales y poner fin a la reforma política, iniciada en enero de 2006 para pasar de un régimen presidencial a uno parlamentario.
Pero en ese caso, Yuschenko sería visto, nuevamente, como el iniciador de otra crisis y entonces la referida Ley Fundamental sería redactada para otra persona, pues sus posibilidades de reelección se reducirían al mínimo, considera Popov.
Las maniobras del ajedrez político ucraniano son cada vez más complicadas, mientras muchos expertos opinan que el PR, el BIUT y la NU-MA apenas representan partes de la misma clase social de hombres de negocio, siempre preocupados por dividir el poder.

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