martes, 23 de octubre de 2007

Se avecina nueva "guerra de gas" entre Ucrania y Rusia. Vremia Novostei




El presidente del nuevo Gobierno ucraniano, cargo que a juzgar por todos los indicios, corresponderá a Yulia Timoshenko, tendrá que encargarse sin demora de la solución de los problemas gasísticos. De las declaraciones que emiten las figuras del entorno de Timoshenko se desprende que se aproximan los acontecimientos turbulentos.

Serguei Teriojin, ministro de Economía en el anterior gabinete de Timoshenko, considera que el precio del gas para Ucrania debe ser convenido por las partes y no equivaler al que rige en el mercado. Rusia como proveedor de gas y Ucrania como país de tránsito son monopolistas naturales, dice Teriojin para sostener su opinión. "Debemos sentarnos a negociar los procedimientos de canje de gas por servicios de tránsito", afirma el ex ministro.
Esta oferta desde el entorno de la futura presidenta del Gobierno es incorrecta por existir entre Gazprom y Naftogas el contrato de tránsito de gas hasta 2010, en virtud del cual Rusia paga 1,6 dólares por transportar 1.000 metros cúbicos cada 100 kilómetros. El documento obliga a Gazprom transportar a través de Ucrania al menos 110 mil millones de metros cúbicos de gas al año. La iniciativa de retornar a las prácticas de operaciones de trueque no es sino el llamamiento a rescindir el contrato.
En la reunión de ayer el presidente de Gazprom, Alexei Miller, y el ministro ucraniano de Combustible y Energía, Yuri Boiko, acordaron mantener intacto el sistema vigente de suministros y cancelar la deuda de los agentes económicos ucranianos por el gas ya suministrado, "ateniéndose a los acuerdos alcanzados", informaron las fuentes del consorcio gasístico ruso. Pero nadie puede garantizar que el nuevo Gobierno de Ucrania mantenga el vigor los acuerdos pactados por el gabinete saliente.
También reina incertidumbre en torno al precio concreto del gas para Ucrania en 2008. El ministro de Economía en ejercicio, Anatoli Kinaj, fijó una referencia para las conversaciones sobre este tema. Según sus palabras, el país podría aguantar la subida no superior al 15%, es decir, hasta 150 dólares por 1.000 metros cúbicos

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