sábado, 4 de diciembre de 2010

Ajmetov, el millonario que salió de la mina

El 27 de junio de 2012, el mundo futbolístico dirigirá sus miradas hacia el Donbass Arena, donde tendrá lugar una de las semifinales de la Eurocopa de Polonia y Ucrania. Esa perla inaugurada hace poco más de un año y que costó unos 175 millones de euros es el hogar del Shaktar Donetsk, el equipo de Rinat Ajmetov, uno de los multimillonarios zares que pueblan el espacio ex soviético.

Shaktar significa mineros y la afición de Rinat no es casual. Su origen es humilde, y es que su padre, al igual que su equipo, extraía carbón de la mina. Hoy en día, este ucraniano de origen tártaro de 44 años, es el que está al frente del yacimiento y no necesita mancharse la cara de negro para ganarse el pan de cada día.

Este zar ocupa el puesto 148º de la última lista Forbes con una fortuna estimada en 5.200 millones de dólares. Sin embargo, sus ahorros no se libraron de la crisis. Antes de 2008 el dueño de System Capital Management (SCM) había llegado a poseer 31.100 millones de dólares. Para llegar a estas cotas, Ajmetov no tuvo necesidad de sumergirse en la mina en la que trabajó su padre, sino que con el esfuerzo de su familia se graduó en Economía en la Universidad Nacional de Donetsk.

El comienzo de su fortuna tiene lugar, como el de otras tantas, en el periodo posterior a la independencia de la Unión Soviética, durante la implantación del capitalismo. Sea por suerte, por oportunismo o por valía, el joven Ajmetov llegó a la cabeza del DonGorBank, el Banco de la Ciudad de Donetsk, y en 1996 tomó las riendas de su querido Shaktar, al que logró auparle con generosas inversiones hasta el trono de campeón de la UEFA en 2009, compitiendo en la supremacía nacional con el poderoso Dínamo de Kiev.

En 2000, siempre por el bien de Donetsk y del país, Ajmetov fundó SCM, unholding que empezó a adquirir compañías de la región. En pocos años, el hijo del minero se había hecho con el control de unas 90 empresas de la zona dedicadas al carbón, al acero o a la energía. No tardó tampoco en tener intereses en compañías hoteleras, de seguros, bancos… “Quiero que Ucrania levante el trofeo por convertirse en el mejor país de Europa”. Algo parecido a lo logrado con el Shaktar, que en 2009, con su Copa de la UEFA, confirmó la hegemonía de los nuevos ricos de Europa: los clubes del Este.

Las amistades peligrosas

Si Ajmetov no tuviese lazos polémicos no levantaría tantas suspicacias. Elminero es militante del Partido de las Regiones, la formación que lidera el actual presidente del país, el rusófilo Viktor Yanukovych, que accedió a la jefatura del Estado en febrero de este año, después de haber ocupado el puesto de primer ministro y tras de su polémica derrota contra Viktor Yushenko en 2004.

En aquel momento no le faltó el apoyo de Ajmetov, fiel a la gestión que Yanukovych había realizado durante su etapa como gobernador de la región de Donetsk, uno de los pulmones económicos del país y que disfrutó de grandes inversiones durante ese tiempo. Aquella campaña, financiada con gran apoyo del bolsillo de Ajmetov, acabó con la conocida Revolución Naranjay las acusaciones de fraude contra Yanukovych.

No sólo de política vive Rinat y es que también se le ha acusado de lazos con el crimen organizado como con Akhat Bragin. El anterior presidente del Shaktar, con un supuesto gran papel en organizaciones mafiosas fue asesinado en un ataque al estadio del conjunto minero.

Fundación para un Gobierno efectivo

A pesar de todas estas actividades y del tiempo que dedica a su mujer y a sus dos hijos, a Ajmetov aún le queda tiempo para la filantropía. En 2007, el millonario ucraniano creó la Fundación para un Gobierno efectivo, una organización destinada a animar el desarrollo económico del país a través de soluciones políticas y del debate.

Su labor no se detiene ahí, sino que también cuenta con la Fundación para el Desarrollo de Ucrania, que planea gastar unos 150 millones de dólares en programas de desarrollo del país. El minero donó en total 29 millones de dólares en 2008 a programas de caridad. Una fortuna, incluso para un zar.

No hay comentarios: