domingo, 15 de agosto de 2010

El precio del trigo da un respiro al campo tras dos años de pérdidas

No es el precio más elevado de los últimos años, porque hace dos el trigo se vendió a 240 euros por tonelada, pero la inesperada subida que ha experimentado este cereal en las últimas semanas (ahora se vende a más de 170 euros por tonelada) ha dado un vuelco a las previsiones económicas de lo que podría ser finalmente la cosecha en Castilla y León.
Es verdad que el mercado del cereal es uno de los que más fluctúa, y es igualmente cierto que por ese motivo los precios pueden volver a cambiar, pero teniendo en cuenta que Rusia ha prohibido las exportaciones hasta diciembre, y que se está empezando a escuchar que Ucrania (primer exportador de cebada y sexto de trigo) podría hacer lo mismo, la tendencia es a mejorar o cuando menos a mantener los precios altos.
Aunque las organizaciones agrarias acuden a la precaución, terminan reconociendo que estos precios son buenos para los agricultores y que salvarán las pérdidas económicas que inicialmente se preveían en Castilla y León al inicio de la recogida.
Con las cosechadoras guardadas en casa y el campo desnudo de cereal, los agricultores asumen que «con los precios que hay en este momento», el resultado de la cosecha en la comunidad «será beneficioso». Ahora bien, insisten, las ganancias servirán para recuperar a un sector que en los últimos dos años «ha venido trabajando a pérdidas» y que tenía una gran necesidad de liquidez. Aun así, «no nos engañemos», advierten, este sector necesita estabilidad, seguridad y un margen económico suficiente durante varios años «porque está endeudado y necesita resolver la situación de crisis».
Sin embargo, hay también quien incide en que a estas alturas, el 60% de la cosecha ya está vendida, con lo cual, el alza de los precios del cereal ha cogido al agricultor con el producto fuera de su alcance y esto, a su juicio, «terminará beneficiando a los almacenistas o los intermediarios, no a los agricultores». Explican además que el precio al alza se está registrando solo en el trigo y que no está siendo un reporte generalizado hacia el resto de los cereales o sectores, con lo cual los beneficios tampoco se podrán generalizar.
Pero además, hay otro aspecto que puntualizan las organizaciones agrarias y es, por un lado, el «temor» que tienen los propios agricultores por este precio del trigo y, por otro, las consecuencias que esto acarreará al sector ganadero. «Vamos de la mano», advierten, y si la subida del cereal no termina repercutiendo en toda la cadena, no se podría entender como algo positivo. Y es que para explicarlo recurren a las fábricas de piensos que, según denuncian, ya están haciendo acopio de la subida vendiendo el producto a un precio más elevado a pesar de que se haya elaborado con materia prima que entonces estuvo más baja. Por eso, están convencidos de que la receta para el mantenimiento son «precios dignos pero estables, que no distorsionen al resto de sectores, especialmente al ganadero».
Ante esta situación, aconsejan a los agricultores que estén bien informados antes de vender pero que tampoco jueguen a la especulación guardándose el trigo para posibles futuras subidas del precio. «Que el último euro lo ganen otros», dicen, parafraseando el refranero español, antes de apuntillar -con ese mismo manual en la mano- que «la avaricia no rompa el saco». ¿La solución? Que se vaya haciendo una venta escalonada.
Regular y desigual
Al margen de los precios a los que se pueda vender el cereal, la otra incógnita sobre la cosecha es la de la cantidad. Las previsiones de los representantes de los agricultores oscilan entre los casi cinco millones de toneladas (4.985.000 toneladas que prevé la Alianza; 5.094.795 de Asaja) y los 5,3 millones (5.356.525 de UCCL), sin embargo, la Consejería de Agricultura, se acerca a los seis millones de toneladas (5.978.041). Aunque la diferencia entre los profesionales y la Administración es bastante considerable, lo cierto es que ambos coinciden en señalar que la presente cosecha recogida ya en Castilla y León está por debajo de la media de los diez últimos años, que se eleva a 6.042.000 toneladas.
En la comunidad se han sembrado, según los datos oficiales, poco más de 1,9 millones de hectáreas (sin tener en cuenta el maíz), una superficie que también se sitúa por debajo de la media de la última década (2.095.000 hectáreas). Los agricultores justifican este descenso en los elevados costes de producción y la escasa rentabilidad de las dos últimas cosechas, con lo cual, parte de la superficie de cereal se ha cedido a otros cultivos, principalmente oleaginosas, o al barbecho.
Tampoco el rendimiento de las parcelas ha sido el esperado, aunque a la hora de contrastar los datos, las organizaciones agrarias hablan de una cifra y la consejería de otra. Los primeros aseguran haber recogido una media de 2.674 kilos por hectárea (no obstante, esta cifra no representa todos los cultivos ni todas las comarcas porque la realidad es diferente en cada uno de ellos), mientras que la consejería no se apea de su previsión inicial de 3.000 kilos por hectárea en cebada y 3.500 kilos en el trigo.
Ahora, superada la última semana de recogida en Castilla y León, cuando los agricultores echan la vista atrás, recuerdan que las dispares condiciones meteorológicas también han afectado muy directamente a los resultados finales de la cosecha. Se produjeron heladas a principios de mayo; lluvias fuertes que impidieron el inicio de la siembra, etcétera. Esto ha conducido a una cosecha «muy desigual», tomando como referencia las provincias, e incluso las comarcas dentro de una misma provincia. Así, y en esto coinciden los agricultores con la Administración, la provincia de Burgos es la que ha recogido una mejor cosecha, y la de Ávila, la que menos. La valoración general es la de una cosecha «regular» y algo más retrasada que la de otras ocasiones.

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