lunes, 8 de febrero de 2010

Cinco años perdidos

  1. Los precios se disparaban y el nivel de vida se hundía mientras la presidencia de Yuschenko se iba desangrando en luchas internas e intrigas palaciegas
D. P.
MOSCÚ

«Estos cinco años han sido un desastre. Los precios se han disparado. La vida de los pensionistas y de los empleados públicos ha empeorado aún más. La presidencia de Yuschenko ha sido una decepción para muchos», explica Volodimir, de 51 años, un taxista de Kiev que trabaja sin licencia.
Tras jurar el cargo ante millones de seguidores en la plaza de la Independencia en enero del 2005, el presidente ucraniano saliente, Víktor Yuschenko, se enzarzó con todo el mundo, tanto los antiguos aliados como los opositores. Como resultado, durante los últimos cinco años el poder ha permanecido prácticamente paralizado, mientras el nivel de vida de los ucranianos seguía deteriorándose.
«Lo que más me ha perjudicado ha sido la subida como la espuma del precio de la gasolina. Casi se ha duplicado desde el 2005», afirma el taxista, que utiliza ahora el gas como combustible para resistir en los malos tiempos.

Promesas incumplidas

En la Revolución naranja de diciembre del 2004, como decenas de sus colegas, Volodimir hizo guardia junto a los seguidores de Yuschenko acampados en la céntrica avenida Jreschatik esperando a las fuerzas antidisturbios. «La única promesa que ha cumplido ha sido la de disolver la corrupta policía de tráfico heredada de la época soviética. Pero en realidad solo ha sido propaganda. Ya han venido otros iguales a ocupar los puestos de los agentes destituidos», se queja.
Natasha, de 31 años, una exempleada de la Administración presidencial, fue contratada por la nueva guardia de Yuschenko en marzo del 2005. En el 2008, decepcionada, se fue a una empresa privada debido a los conflictos internos. «El entorno del presidente se ha convertido paulatinamente en un círculo cerrado a cal y canto al mundo exterior. Todos estaban obsesionados con la teoría de conspiración y se dedicaban a intrigas palaciegas para estar más cerca del presidente. Era prácticamente imposible para la gente normal y corriente contactar con los funcionarios de la Administración presidencial. La gente que venía a quejarse se iba sin conseguir nada», afirma.
Yuschenko, que no dejaba de repetir que «Ucrania es un país europeo», llegó incluso a enemistarse con los medios de la comunicación que desempeñaron un papel clave en su elección como presidente. El conflicto llegó a tal punto que los periodistas le recordaron en una carta abierta que había jurado «en la plaza de la Independencia defender la libertad de prensa».

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