martes, 28 de julio de 2009

Sergei Bubka, acariciando el cielo

Sergei Bubka, acariciando el cielo

Cuando Sergei Bubka alzaba la pértiga, el estadio entero contenía la respiración. La expectación era absoluta porque sus saltos eran sinónimo de récord. No en vano tiene en su haber 35 plusmarcas mundiales (17 al aire libre y 18 en pista cubierta).
Nació el 4 de diciembre de 1964, en la localidad ucraniana de Lugansk -aunque por aquel entonces se llamaba Voroshilovgrado y era territorio soviético-. Al principio fue corredor de 100 m. y saltador de longitud. Sin embargo no destacó hasta que empezó a empuñar una pértiga con sólo once años -su primer registro conocido es de 2,70 metros-.
A los dieciséis años ya era capaz de superar los cinco metros de altura, y con 19 logra elevarse por encima de 5,72. Con una marca dos centímetros menor a esta (5,70) da la sorpresa al ganar en el Mundial de Helsinki (1983).
En 1984 empiezan a llegar las primeras hazañas de Sergei Bubka. Así, logró batir el récord mundial en pista cubierta con un un salto de 5,81 metros, que posteriormente mejoró en tres ocasiones. Su primera plusmarca al aire libre fue de 5,85 metros, que asimismo superó hasta cuatro veces. Por lo que ese año batió los registros mundiales hasta en nueve oportunidades.
Entre su primera plusmarca (5,85 m.) y la última -la inalcanzable barrera de los 6,14 metros-, nadie se ha interpuesto. Sólo el francés Thierry Vigneron le hizo sombra en una ocasión, al marcar 5,91 metros en 1984, cuando mantuvieron una interesante lucha en la que alternaron entre los dos la marca mundial, llegándolo a batir ambos el mismo día, el 26 de mayo de ese año.
A parte de su envidiable lista de plusmarcas al alcance de muy pocos, también ha conseguido un elevado número de títulos. Así, ha ganado seis campeonatos del mundo (Helsinki-83, Roma-87, Tokio-91, Stuttgart-93, Goteborg-95 y Atenas-97), un campeonato de Europa (Stuttgart-86), y un oro olímpico (Seúl-88).
Es precisamente los Juegos Olímpicos la competición que más se le ha resistido. Fue Barcelona-92 donde comenzó su 'maldición', ya que no pudo estar en el podio por culpa de tres nulos en la altura incial. En Atlanta-96, ni siquiera pudo competir debido a una lesión en el tendón de Aquiles. Aunque ya había anunciado que se iba en 1997, volvió para participar en los Juegos de Sydney-2000. Sin embargo, pasó con más pena que gloria, pues fue incapaz de hacer un salto válido.
Todo un Príncipe de AsturiasSu retirada definitiva, tras algunos amagos por culpa de las lesiones, llegó en 2001. Después ha seguido como dirigente deportivo y representante de atletas ante el COI. Incluso ha sido parlamentario en su país.
Premio Príncipe de Asturias de los Deportes en 1991, Bubka fue portador de la llama olímpica de Atenas 2004 cuando pasó por Ucrania. Además tiene varios restaurantes, salones de fitness, y en la ciudad ucraniana de Donetz está el 'Sergey Bubka Club', en el que ayuda a que muchos niños hagan deporte. Afición esta que le ha inculcado a su hijo, aunque este ha preferido empuñar la raqueta en vez de la pértiga, y algunos aseguran que tiene un prometedor futuro en el mundo del tenis.
Igual que ocurre ahora con Yelena Isinbáyeva en el ámbito femenino, Sergei Bubka tuvo una hegemonía absoluta en el salto de pértiga masculino. Batiendo récord tras récord no había nadie que le hiciera sombra. Así pasó a la historia, gracias a sus registros estratosféricos, con los que rozaba el cielo y tenía las nubes al alcance de la mano.

No hay comentarios: