lunes, 29 de junio de 2009

Chernobil, pensión completa

Agencias de viajes rusas ofrecen excursiones a la central nuclear que explotó hace veintitrés años por un precio de 450 euros

Chernobil, pensión completa
Ún técnico pone banderas de señalización de radioactividad junto a la central. / AFP
Chernobil, la planta ucraniana que en 1986 fue escenario del accidente nuclear más grave de la historia, se ha convertido en un nuevo destino vacacional. Varios promotores turísticos rusos ofrecen a sus clientes excursiones a la central. «Lo de si constituye un peligro para la salud ya no es un tema de actualidad. La gente ya regresa allí para vivir, así que pasar unos días en el lugar no afectará a la salud», señala el gerente de una agencia de Moscú al ser preguntado por el riesgo que podría conllevar un recorrido por la localidad.
El viaje de un día a la zona de exclusión de Chernobil cuesta alrededor de 450 euros para una o dos personas. Ahora bien, sobre esta tarifa general se pueden ir obteniendo importantes rebajas a medida que el grupo es más grande. El precio incluye el permiso para acceder al área restringida, guía y transporte y también comida si se paga un suplemento 16 euros.
Excursión 'ecológica'
Entre las diversas actividades que incluye el programa figuran algunas propuestas cuando menos «chocantes». Así, los turistas tienen la posibilidad de «sorprenderse» con los terraplenes señalizados de amarillo y levantados cuidadosamente al borde de las carreteras. Estos montículos «cubren residuos radiactivos e, incluso, restos de pueblos enteros», puede leerse en la publicidad del programa.
La excursión, calificada de 'ecológica' prevé también una parada fotográfica a sólo 100 metros del cuarto reactor de la central nuclear. Se trata de la instalación que explotó hace 23 años y arrojó a la atmósfera hasta 200 toneladas de material fisible, con una radiactividad equivalente a entre 100 y 500 bombas atómicas como la que fue lanzada sobre Hiroshima
El recorrido prosigue después por la «ciudad fantasma» de Pripiat, la población levantada para acoger a los trabajadores de la central y situada a 900 metros de las instalaciones. «Podrá visitar los apartamentos abandonados en 1986, donde aún se pueden encontrar enseres privados como utensilios de cocina, muebles, cortinas, libros, instrumentos musicales, juguetes. Podrá ver la ciudad de 50.000 habitantes que tuvo que ser evacuada en el plazo de 24 horas», detalla el folleto. Y añade: «Pripiat es parecida a una momia: tiene cuerpo pero carece de alma».
Para reponerse de tantas emociones y a modo de colofón, los participantes de tan siniestra excursión podrán degustar una «cena ecológicamente limpia». Con este calificativo, los promotores turísticos quieren tranquilizar a los viajeros. Y es que todos los alimentos que se ofrecen han sido previamente controlados con un dosímetro, un instrumento que sirve para medir la radiación.
El programa no dice si un menú tan sano terminará por atragantársele a más de un turista cuando alguien recuerde las 100.000 vidas que, según los cálculos oficiales, se ha cobrado en Ucrania, Rusia y Bielorrusia el peor desastre nuclear de la historia. Una cifra de muertos que organizaciones ecologistas, como Greenpeace, elevan hasta los 200.000.

No hay comentarios: