viernes, 17 de abril de 2009

DE UCRANIA, YURI KOSOBUKIN

Su estilo es inconfundible, y su nombre está escrito en las páginas de oro de la caricatura mundial. Su trabajo intensivo y brillante talento le han permitido publicar  miles de dibujos en revistas y periódicos, en sus más de veinte años de trabajo. Sus dibujos se exhiben en todo el mundo. Los concursos internacionales añoran sus caricaturas y los jurados lo premian una y otra vez: ya son más de cien premios los obtenidos en veinte países, y eso significa que a pesar de las diferencias culturales, la gente admira y comprende su obra.

Yuri Kosobukin, de Ucrania, sabe que al trabajar y crear diariamente, su obra es conocida y aplaudida en numerosos países extranjeros, y que también, al abordar los eternos sentimientos humanos y sus contradicciones, tiene asegurado un público que lo sigue, y que el paso del  tiempo no le resta interés, en lo más mínimo a sus dibujos, muchas veces llenos de melancolía, y con una visión irónica y crítica.

Ningún tema escapa a su mirada, todo tiene importancia en su enfoque sobre las relaciones humanas y los problemas del universo.

Su bisturí artístico penetra  allí donde las situaciones sociales son escenarios de los dramas cotidianos de la humanidad, y donde las personas, de todas las clases sociales, muestran, en muchas ocasiones, sus ambiciones y deseos, en algunos casos repulsivos. Sus caricaturas son al mismo tiempo simpáticas y tristes.

Para algunos, sus dibujos son “pequeñas historias escritas gráficamente”, en un sentido literal de la palabra. Sus caricaturas son secuencias de una película que es la vida.

Cuando Yuri Kosobukin realizó sus primeras caricaturas no tenía una trayectoria artística. Había estudiado ingeniería aeronáutica en Kharkiv, y trabajaba en el Centro Antonov de Diseño de Aviones, en Kiev. Tenía 26 años. Para suerte de los que apreciamos el arte, el humor y la caricatura, a partir de ese momento de ruptura y de cambio, el talento de Yuri Kosobukin no ha dejado de crear imágenes que nos hacen mirarnos en el espejo de la vida.

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