jueves, 5 de marzo de 2009

La OTAN, frente al laberinto ucraniano

Hoy está previsto que se celebre en Bruselas una reunión del Consejo OTAN- Ucrania, coincidiendo con la primera participación de la nueva secretaria de Estado, Hilary Clinton, en una reunión de la Alianza. El acontecimiento sería motivo del mayor interés para las autoridades de Kiev, pero ayer por la tarde en Bruselas no se sabía siquiera quién asistirá a la cita. Desde que en la cumbre de Bucarest se acordó que Ucrania sería un día miembros de la Alianza, la situación interna se ha deteriorado hasta rozar el colapso.
Según fuentes diplomáticas, la reunión con Ucrania ha sido una exigencia de Clinton, que quisiera lanzar un mensaje a las fuerzas que defienden el anclaje del país con occidente. Sin embargo, otros países europeos, con Francia a la cabeza, han exigido que a cambio la OTAN anuncie la normalización de las relaciones entre la OTAN y Rusia, que habían entrado en un periodo de enfriamiento después de la guerra de Georgia. La OTAN ha preparado ya el camino diciendo que esa decisión «no implica la disminución de nuestra condena por los sucesos de agosto de 2008». La OTAN, como dijo ayer su portavoz, James Appathurai, «es capaz de montar dos caballos a la vez» y recuperar la simpatía con Moscú porque necesita su colaboración en Afganistán, pero sin decepcionar a los países que llaman a su puerta o a los que ya son miembros pero miran a Moscú como su principal amenaza.

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