Dos meses después de la crisis que dejó sin gas a media Europa, Ucrania y la Unión han llegado a un pacto. Es en realidad un código de conducta firmado este lunes en Bruselas, en presencia de la primera ministra ucraniana Yulia Timoshenko y del presidente de este país, Victor Yúshenko. El dinero vendrá después. Kiev reclama cinco mil quinientos millones de euros para que la capacidad de su red aumente hasta sesenta mil metros cúbicos anuales. Además de la Unión, el Banco Mundial y el Banco Europeo de Inversiones contribuirán a ampliar los trece mil quinientos kilómetros de gasoductos ucranianos. Kiev conservará la propiedad de la red pero deberá instalar estaciones de control y medición del gas, y Europa tendrá acceso a las inmensas reservas de gas ucranianas.
Cada año, ciento ochenta mil metros cúbicos de gas ruso transitan por Ucrania. El primer ministro ruso Vladimir Putin ha tachado de absurdo el pacto euro-ucraniano ya ha amenazado con revisar la relación de su país con la UE
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