viernes, 5 de diciembre de 2008

Rusia pone su esperanza en Obama

El primer ministro ruso, Vladímir Putin, se enfrentó ayer por séptima vez a las preguntas de los telespectadores. Pero fue la primera ocasión en que lo hizo como jefe de Gobierno y no como máximo responsable del Estado. Pese a ello, se presentó una vez más como el padre de la patria, el líder capaz de hacer frente a cualquier desafío. En las tres horas y ocho minutos de comparecencia, se abordaron veinticinco temas distintos.
El jefe del Gobierno dijo estar satisfecho de cómo funciona su asociación con el presidente Dmitri Medvédev. Y no es para menos, porque resulta difícil imaginar que cualquiera de los primeros ministros que nombró Putin estando en el Kremlin hubiera podido mantener un diálogo directo con la ciudadanía por televisión sin ser destituido al día siguiente. «Dmitri Medvédev y yo constituimos un tándem muy eficiente, llevamos muchos años trabajando juntos y me gusta cómo se desarrolla nuestra cooperación en el momento actual, sobre todo desde el punto de vista de la eficacia de nuestro trabajo», aseguró.
A la pregunta sobre la necesidad de ampliar el mandato presidencial de cuatro a seis años, enmienda recién propuesta por Medvédev y que ha sido aprobada en las dos Cámaras parlamentarias, Putin respondió que «está justificada para un país tan grande y con una composición nacional tan compleja como Rusia». Y recordó que el mandato presidencial en Finlandia es también de seis años. Pero al mismo tiempo garantizó que no habrá elecciones anticipadas, como han sugerido algunos diputados, y que Medvédev seguirá en su puesto. «Los próximos comicios -para elegir presidente- serán en 2012», manifestó.
Las relaciones con EE UU preocupan a los rusos y, por tanto, ocuparon un lugar destacado entre las cuestiones planteadas. En sus réplicas, Putin dijo tener la esperanza de que la llegada a la Casa Blanca de Barack Obama «traiga cambios positivos». Admitió que a Moscú están llegando «señales» de que las cosas pueden mejorar. Dijo que personas del entorno de Obama creen necesario replantearse la cuestión del despliegue del escudo antimisiles en Polonia y la República Checa. Puso también el ejemplo de la OTAN, que acaba de decidir reanudar los contactos con Rusia mientras rechaza, por ahora, el ingreso de Ucrania y Georgia en el Plan de Acción para la Adhesión.
Guerra con Georgia
La guerra en Georgia del pasado verano también inquieta a la audiencia rusa. El jefe del Gobierno dio por enterrada la posibilidad de que el país vecino pueda reconstituir su integridad territorial. En referencia al intento del Ejército georgiano de recuperar Osetia del Sur por la fuerza en agosto, Putin afirmó que «la integridad territorial de Georgia recibió un duro golpe, porque si este ataque no se hubiera producido, Rusia probablemente habría seguido apoyando los esfuerzos para lograr su reunificación». El ex presidente volvió a advertir que el Ejército ruso permanecerá de forma permanente en Osetia del Sur y Abjasia. «El pueblo georgiano ya encontrará la manera de castigar a Saakashvili», añadió en referencia al destino que, según él, merece el primer mandatario del país caucásico.
Putin también tuvo palabras amenazadoras contra Ucrania, que, según Moscú, mantiene una deuda por el suministro de gas de 2.400 millones de dólares (unos 1.900 millones de euros). Los cortes en el abastecimiento podrían producirse a partir del 1 de enero. El alto responsable ruso culpó a los «europeos más jóvenes», en alusión a países como Polonia, República Checa o los ex soviéticos bálticos, de las «fobias» existentes y de que la relación Rusia-UE se desarrolle con dificultad.
Pero el grueso de las preguntas que recibió Putin tuvieron que ver con la crisis financiera y sus consecuencias. Aseguró que el país saldrá del trance con «pérdidas mínimas», algo que pocos se creyeron vista la avalancha de coches que ayer llegó a Moscú desde otras provincias para deshacerse de los rublos, cuya cotización sigue a la baja. El programa lo vieron, según la agencia Ria-Nóvosti, casi dos millones de personas. Putin contestó a más de setenta preguntas.

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