domingo, 23 de noviembre de 2008

Delegaciones de 44 países conmemoran con Ucrania la hambruna estalinista

Kiev, 22 nov (EFE).- Delegaciones de 44 países, incluidos los presidentes de Polonia, Letonia, Lituania y Georgia, conmemoraron hoy junto a Ucrania el 75 aniversario de la hambruna estalinista, desatada por las autoridades soviéticas en 1932-1933 y que segó millones de vidas.
Ucrania cifra en hasta diez millones los ucranianos muertos durante el trágico bienio, aunque otros cálculos hablan de siete millones de víctimas, y sostiene que la hambruna fue planificada y perpetrada por el régimen soviético.
"La hambruna de 1932-1933 fue una de las mayores catástrofes humanitarias de la historia", dijo el presidente ucraniano, Víctor Yúschenko, al intervenir en el foro "Mi pueblo siempre vivirá", dedicado al aniversario de la tragedia.
El presidente ucraniano volvió a insistir en que aquella catástrofe humanitaria "tenía carácter artificial", pues fue "un hambre premeditado, planificado, organizado y dirigido".
Desatada en medio de la colectivización forzada del campesinado, la hambruna siguió a la confiscación casi total de las reservas de trigo y se acompañó con el aislamiento de regiones enteras para que su población no pudiese huir a zonas menos castigadas.
Yúschenko recordó que fueron las autoridades soviéticas las que elaboraron las "listas negras"de poblados, distritos y regiones enteras en las que se prohibía toda salida y entrada, convirtiéndolas en "guetos creados con el único propósito de exterminar a mi pueblo".
Yúschenko citó las palabras del dictador soviético, Yosif Stalin (1878-1953), quien afirmaba que "el problema nacional es el problema del campesinado", por lo que al exterminar al campesinado se acabará también con la resistencia nacional.
La hambruna, insistió, "no fue la muerte de hambre, sino el asesinato de un pueblo mediante el hambre" y fue elegida "como instrumento para sojuzgar al pueblo ucraniano".
"El objetivo era desangrar a Ucrania, debilitarla y descartar así toda posibilidad de restablecimiento de su independencia", dijo el presidente de Ucrania, y volvió a insistir en que "semejantes crímenes por su envergadura y objetivos y métodos se enmarcan en la definición de genocidio que dio la convención de la ONU de 1948".
Países como Estados Unidos, Canadá, Italia, Australia o Argentina, en total 13 Estados, han reconocido como genocidio aquella hambruna, conocida en Ucrania como "golodomor", y el Parlamento Europeo lo calificó el mes pasado de crimen de lesa humanidad.
Escasos días después, solo la oposición de Rusia impidió que la ONU hiciera lo mismo.
Rusia, cuyo presidente, Dmitri Medvédev, se negó a asistir a los actos conmemorativos en Ucrania, no niega el hecho mismo de la tragedia, pero objeta que se enfoque como un programa de exterminio nacional diseñado contra los ucranianos a fin de "incitar al odio entre ucranianos y rusos".
La colectivización forzosa también causó hambrunas devastadoras en otras partes de la entonces Unión Soviética, recordó entonces el jefe del Kremlin, por lo que es históricamente incorrecto atribuirle una naturaleza nacionalista.
Yúschenko recordó hoy las tragedias similares de otros pueblos, como las hambrunas de los mismos años en Kazajistán, donde murieron dos millones de personas, y en el Cáucaso Norte.
"Hoy conmemoramos la tragedia con la fe en un futuro en el que el 'golodomor' será imposible", declaró el presidente de Letonia, Valdis Zatlers.
Su colega de Lituania, Valdas Adamkus, llamó a recordar la tragedia "en aras de las víctimas inocentes".
El presidente de Polonia, Lech Kaczynski, expresó la convicción de que, aunque "el pueblo ucraniano es quien deberá elegir su camino", ese camino "conduce a Occidente", por lo que, de ser así, "la historia de Ucrania debe convertirse en parte integral de la historia europea".
La disputa sobre la hambruna estalinista tiene como fondo el deterioro de las relaciones de Moscú con algunas de las ex repúblicas soviéticas, incluida Ucrania, a la que en vísperas del invierno vuelve a amenazar con cortar los suministros de gas por impagos, que según Moscú ascienden a 2.400 millones de dólares.

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