domingo, 25 de mayo de 2008

Ucrania desalojará a la flota rusa de un puerto estratégico en Crimea

Las relaciones entre Rusia y Ucrania vuelven a estar en crisis. El motivo esta vez no hay que buscarlo en la factura del gas o en otra «revolución naranja» sino en las pretensiones territoriales de Moscú. El alcalde de la capital rusa, Yuri Luzhkov, exigió hace dos semanas que la base naval de Sebastopol, situada en la península de Crimea y en donde está amarrada la flota del mar Negro, sea devuelta a Rusia. La respuesta de Kiev ha sido prohibir que Luzhkov vuelva a poner el pie en Ucrania y se ha negado a prolongar el acuerdo bilateral que hace posible la presencia de la Armada rusa en su territorio.«Ucrania no abordará la cuestión de ampliar el plazo de permanencia de la flota en Sebastopol más allá del 28 de mayo de 2017. Después de esa fecha, todos sus efectivos deberán haber sido retirados totalmente del territorio ucraniano», decía una nota dada a conocer ayer por el Ministerio de Exteriores del país. El escrito hace referencia a una disposición del presidente ucraniano, Víctor Yúshenko, fechada el pasado día 20, en la que ordena que el acuerdo de arrendamiento de las instalaciones militares de Sebastopol cese en nueve años. Aquel pacto, firmado el 28 de mayo de 1997, tiene una vigencia de 20 años y su texto contempla la posibilidad de ampliar su duración por otros cinco, siempre y cuando no lo denuncie ninguna de las dos partes. Rusia desea mantener la base de Sebastopol, por cuyo alquiler paga a Ucrania más de 70 millones de euros al año. Las autoridades ucranianas se lo estaban pensando hasta que llegó Luzhkov a la ciudad portuaria, el pasado día 11 con motivo de la celebración del 225 aniversario de la flota del mar Negro, y proclamó a los cuatro vientos la soberanía rusa sobre el estratégico puerto.La primera medida fue vetar a Luzhkov el acceso a Ucrania. Después, Moscú respondió -el jueves- con una «lista negra» de políticos ucranianos que tampoco podrán viajar a Rusia. En su comunicado de ayer, la Cancillería calificaba de «injustificada» la reacción rusa. Se da la circunstancia de que dentro de Rusia hay quien cree que el alcalde moscovita ha ido demasiado lejos en sus declaraciones. Complicar la negociaciónEl representante ruso ante la OTAN, Dmitri Rogozin, considerado un nacionalista, estima que Luzhkov «debería haberse callado. Más que ayudar, sus palabras han complicado la negociación con Kiev» sobre la utilización de Sebastopol. El Ministerio de Exteriores, sin embargo, sostiene que «Luzhkov sólo expresó una opinión compartida por la mayoría de los rusos, quienes acogieron con dolor la desintegración de la URSS».

No hay comentarios: