martes, 8 de abril de 2008

imprimirenviarajustar tamañoalertasLa preocupación por la suba de los alimentos llegó a los países desarrollados

El prestigioso economista norteamericano, Paul Krugman, sostiene en un artículo que publicó The New York Times que es de máxima prioridad crear un subsidio que garantice la alimentación de las clases bajas sin afectar la competitividad de los productores
En una columna publicada hoy por The New York Times , el periodista Paul Krugman deslinda a los gobiernos locales la responsabilidad por los conflictos que se desataron en el sector agrario de los principales países exportadores de alimentos. El prestigioso economista liberal considera que la suba de precios de los granos y la carne está ligado a un proceso mundial que puede ser solucionado mediante un subsidio que garantice la alimentación de los más pobres, sin afectar las reglas de libre mercado que entorpezcan la competitividad del sector.En su extensa editorial, el especialista asegura que las cuestiones de las naciones agroexportadoras se repiten en todo el mundo y están ligadas a varios factores."Ha habido disturbios alrededor del mundo. Los países que ofrecen alimentos, como Ucrania o la Argentina, han limitado sus exportaciones para proteger a los consumidores domésticos, produciendo furiosas protestas de ruralistas y haciendo aún peor las cosas para los países que precisan importar alimentos", consigna.Krugman advierte que por debajo de la crisis financiera, la cual ocupa centenas de hojas en los medios gráficos, subyace un problema aún mayor que no es sopesado en su justa dimensión.La denomina "crisis de la comida" y, en su editorial, enumera tres factores que conllevaron a este complicado cuadro, en donde los alimentos escasean y sus precios son cada vez más altos.En primera medida, Krugman destaca el enorme crecimiento de China. El gigante asiático consume cada día más y más carne y su entrada descollante al mercado, cambió las reglas de juego.La segunda cuestión está ligada a la imparable carrera del valor del petróleo, el cual es impagable para los chacareros chicos y medianos.En tercer lugar, subraya el revés climático que sufrieron varios de estos países exportadores de alimentos, como fue el caso de la Argentina (inundaciones) o Australia (sequías).En estas tres razones, este economista halla el por qué de la crisis que atraviesa el campo. Tres cuestiones que son consecuencias exclusivas del azar y de la sinergia del mundo globalizado de la actualidad.En definitiva, que suben los precios de los alimentos es un proceso mundial, del cual nadie es culpable. Por eso, Krugman cree que es necesario tomar medidas que garanticen la comida a las clases más bajas sin que se ponga en juego la competitividad de los productores.Finalmente, Krugman concluye que estamos frente a una nueva etapa mundial."Quizás el alimento barato sea historia, igual que el petróleo barato", sostiene.

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