jueves, 24 de abril de 2008

Familias gallegas denuncian las trabas que pone Ucrania a la adopción internacional

Afirman que les ofrecen niños con graves discapacidades haciéndolos pasar por sanos
Por las calles de Kiev deambulan estos días más de una treintena de parejas españolas que han viajado a la capital de Ucrania, al norte del país, para adoptar un niño. Muchos de ellos están viendo cómo los trámites se llenan de trabas burocráticas que hacen que la estancia se alargue de manera inesperada y, según denuncian, irregular. Siete de estas parejas, entre ellas dos matrimonios gallegos, presentaron ayer un escrito ante la embajada de España en Kiev para dar a conocer lo que consideran un atropello a sus derechos.
«El problema es que nos están mintiendo», afirma Ana, una ourensana que acudió en Kiev a su primera vista el pasado día 14. «Nos enseñaron la ficha de una niña que, según nos informaron en el Centro de Adopciones, tenía un leve retraso psicomotriz y psicológico, que era recuperable al vivir con una familia -recuerda Ana-. Pero cuando nuestro facilitador llamó al orfanato donde vive le dijeron que la niña tenía una grave parálisis cerebral». Reunidos con otros matrimonios que llevan más tiempo en el país a la espera de nuevas entrevistas, hablan sin parar de casos dramáticos que viven parejas que están en su misma situación, que podrían ser una treintena en toda Ucrania, según un cálculo que han hecho ellos mismos. «Ayer, a una chica de Madrid le enseñaron en su segunda cita a un niño de 6 años que, según ellos, era buenísimo y muy cariñoso, pero en el orfanato le dijeron que era muy agresivo, que había tenido que ser aislado del resto y había sido devuelto cuatro veces por familias de acogida».
En estado vegetativo
Otra gallega, Julia, lleva en Kiev un mes y también relata historias de niños que, según el Centro de Adopciones, «solo tienen el paladar un poco abierto y luego están en estado vegetativo y con serios problemas cardíacos». Ella intentó adoptar a una niña de 13 años, pero pidió que se le preguntara a ella su opinión, «porque con la voluntad de una niña de 13 años hay que contar». «Empezaron a contradecirse acerca de si había aceptado o no y cuando llegamos para verla, tras viajar 800 kilómetros, ya la habían dado a una familia de acogida y la habían separado de su hermano», relata Julia, que espera junto a su marido una tercera cita con el temor a «un nuevo engaño».
Prefieren padres nacionales
«Aquí hay un montón de españoles porque nos están dando largas, a la espera de segundas, terceras y cuartas citas», relata uno de los afectados, que centran sus sospechas en la política de la nueva dirección del Centro de Adopciones ucraniano, según dicen, ahora más orientada a potenciar la adopción nacional que la extranjera. La embajada de España en Ucrania ha admitido, a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, que la queja presentada ayer sobre las trabas para adoptar no es nueva. Las parejas siguen esperando a que se resuelvan los trámites.

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