domingo, 6 de enero de 2008

Ucrania enfrenta a Putin por genocidio estalinista



Maksym Kravets recuerda haber visto a su padre, y después a su madre, morir de hambre.
Kravets, que tenía 14 años cuando Ucrania fue presa de la hambruna en 1932, dice que sobrevivió comiéndose un perro. Cerca de un tercio de las 1,000 personas de su aldea, Lozova, perecieron cuando el líder soviético Josef Stalin detuvo el suministro de alimentos para forzar a los campesinos a integrarse a las fincas colectivas.
''Había un grupo especial de personas en la aldea llevándose toda la comida que teníamos'', indicó Kravets, que ahora tiene 89 años, en su cocina en Kamyanets-Podilsky, a 300 kilómetros de donde casi murió de hambre. ``Hubo casos de personas que se comieron a sus niños y padres muertos''.
La hambruna de un año, en que murieron más de 7 millones de personas, es tema de libros, exhibiciones y documentales con motivo del 75to. aniversario del suceso. El gobierno de Ucrania está pidiendo a Naciones Unidas que reconozca el desastre como un genocidio, empeorando las ya gélidas relaciones con Rusia, la cual dice que la hambruna fue producto de una sequía.
Un grupo de nacionalistas rusos destrozó una exhibición en la embajada ucraniana en Moscú en noviembre. El gobierno ruso dijo que la descripción de la hambruna por Ucrania era ``una falsificación parcializada de la historia''.
''Es enteramente imposible tratarlo como un genocidio'', argumentó Dmitri Peskov, vocero del presidente ruso Vladimir Putin. ``Lo sucedido allí pasó no sólo en Ucrania sino en muchas partes de la antigua Unión Soviética''.
La historia oficial de Ucrania no mencionó la hambruna hasta 1991, cuando el país de 47 millones de habitantes se independizó.
''La sociedad rusa sigue, en términos generales, haciendo la vista gorda en cuanto a los crímenes del pasado comunista'', precisó Robin Shepherd, investigador del Real Instituto de Asuntos Internacionales de Londres. Putin y su gobierno ven la campaña para tildar la hambruna de genocidio como ``un insulto al orgullo ruso''.
Ucrania no se ocupó mucho de este capítulo hasta que el presidente Viktor Yushchenko, partidario de que Ucrania ingrese en la Unión Europea, llegó al poder con la Revolución Naranja en el 2004. Ucrania conmemoró las víctimas de la hambruna por vez primera hace dos años.
Yushchenko planea convertir en un delito el que se niegue que la hambruna fuera un acto de genocidio. Los infractores se verían expuestos a una condena carcelaria de dos años como máximo y una multa de 5,100 hryvnias ($1,020). La medida sería semejante a la ley alemana que criminaliza la negación del Holocausto judío.
El líder del Partido Comunista de Ucrania, Petro Simonenko, advirtió que Yushchenko está ''fomentando el odio'' justo cuando los políticos ucranianos y de etnia rusa se disputan el el gobierno.
Putin respaldó abiertamente al candidato prorruso en la elección presidencial del 2004 antes de que un tribunal ucraniano derogara el resultado por juzgarlo fraudulento. Rusia se opone a la política de la Coalición Naranja, ahora en el poder, la cual está tratando de estrechar lazos con la Organización del Tratado del Atlántico Norte y la UE.
Los actos de aniversario empezaron el 24 de noviembre, cuando miles de personas se congregaron en Kiev y en las plazas mayores de otras ciudades.
''El asesino mayor fue el régimen comunista totalitario'', dijo Yushchenko a la muchedumbre en la capital. ``El miedo es la razón fundamental de los problemas políticos y sociales de hoy''.
En 1929, Stalin decretó que todos los campesinos se unieran a granjas colectivas, llevando consigo sus reses y aperos. Tenían que sembrar y cosechar juntos, para que el Estado pudiera despachar alimentos a las zonas industriales. Algunos campesinos se resistieron a abandonar sus tierras y a muchos se los envió a campos de trabajo forzado. Los que se quedaron corrían el riesgo de morir de inanición.
Más de 10 millones de personas murieron de hambre en la Unión Soviética durante la campaña de colectivización, según el historiador Robert Conquest. La mayoría de las muertes tuvieron lugar en Ucrania, la segunda república más populosa de la Unión Soviética y la mayor productora de cereales después de Rusia

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