domingo, 6 de enero de 2008

El frenazo a los cayucos obliga a los africanos a entrar por el Este europeo



• Magrebís y subsaharianos viajan hasta Polonia y Ucrania para dar el salto al espacio de Schengen
• Otros compran billetes de avión con tránsito en una ciudad europea y escapan durante la escala

El blindaje de las costas Canarias y del Estrecho, que este año ha supuesto un descenso del 55% en la llegada de pateras y cayucos, está obligando a los inmigrantes marroquís y subsaharianos a buscar nuevas rutas y nuevos métodos que les permitan entrar en Europa. "El deseo de emigrar a Europa sigue vivo, lo que pasa es que, con ese despliegue de seguridad en las Canarias y en Gibraltar, los inmigrantes están obligados a buscar formas menos visibles", explica Hicham Rachidi, presidente del Grupo Antirracista de Defensa de los Extranjeros Migrantes (GADEM), una oenegé marroquí que da asistencia a inmigrantes en Marruecos.Rachidi avisa de que esas medidas de seguridad "no van a impermeabilizar Europa, solo están haciendo más difícil y, normalmente, más peligroso el acceso". "Además, los nuevos métodos son bastante más caros que el viaje en cayuco", explica.LAS MAFIAS SE ADAPTAN"Las mafias de la inmigración se están adaptando a las medidas de seguridad puestas por la UE", afirma un agente de la policía marroquí especializado en la lucha contra la inmigración.Uno de esos nuevos métodos se basa en la ampliación del espacio de Schengen de la Unión Europea a varios países del Este de Europa. Según ese agente, "la primera opción de muchos magrebís y subsaharianos es intentar conseguir un visado de turista para viajar a Polonia". "Si no lo consiguen, van a Ucrania, pues una vez allí, cruzar la frontera a Polonia, Hungría o Eslovaquia es bastante fácil", añade el policía. Esos tres países ya pertenecen al espacio Schengen, con lo cual ya no están separados por fronteras del resto de la UE. Eso hace que, una vez dentro, los inmigrantes puedan moverse con facilidad por territorio europeo.Las redes marroquís y subsaharianas de la inmigración clandestina han conseguido implantarse en Europa del Este. De hecho, en noviembre, fue detenido en Bucarest (Rumanía) un argelino acusado de liderar una mafia que había introducido a magrebís en la UE.Los inmigrantes magrebís y subsaharianos se han sumado al enorme flujo de sin papeles chinos, paquistanís e iraquís que han viajado a Ucrania deseosos de aprovechar su extensa y poco controlada frontera para entrar en la UE.Otra de las rutas en Europa del Este que están empleando los inmigrantes consiste en alcanzar en patera, desde la costa de Libia, alguna de las islas de la costa de Croacia y, desde este país, entrar en Eslovenia.El empleo de visados falsos para entrar en Europa también ha registrado un importante aumento en los últimos meses. "Actualmente, la demanda ha hecho subir el precio hasta los 5.000 euros", informa un agente de las fuerzas de seguridad marroquís especializado en la lucha contra la inmigración clandestina.Este responsable policial explica que de ese método existen dos variantes: los verdaderos visados falsos, que son visados auténticos emitidos por funcionarios corruptos de consulados europeos a cambio de una suma de dinero; y los falsos visados falsos, que son los que han sido elaborados por falsificadores. Aunque emplean visados de todos los países de la UE, actualmente los más utilizados son los de Grecia.DE 6.000 A 10.000 EUROSOtra manera de alcanzar la UE que se está empleando mucho en los últimos meses consiste en comprar contratos de trabajo ficticios a empresas europeas. "Los inmigrantes --explica el policía-- están pagando entre 6.000 y 10.000 euros por esos contratos que, cuando los tienen, les permiten conseguir el visado y viajar a Europa".Otro método que se usa cada vez más es el que en Marruecos llaman via via, que consiste en entrar a Europa a través de aeropuertos en tránsito. El inmigrante compra un billete de avión para viajar, por ejemplo, de Casablanca (Marruecos) a Damasco (Siria) en una compañía aérea que hace escala en una ciudad europea como Fráncfort (Alemania). Durante la escala, el inmigrante aprovecha para salir del aeropuerto por alguna salida que le indican los contactos que la mafia tiene entre el personal del aeródromo.

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