Moscú, 16 de enero. Aunque la decisión final tendrá que ser tomada mediante referéndum, el gobierno de Ucrania, formado por una coalición de partidos pro occidentales, anunció su intención de concertar, en un plazo de mes y medio, un plan de acciones para su ingreso como miembro de pleno derecho en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
En una carta conjunta, difundida este miércoles en Kiev, la capital del vecino país eslavo, el presidente de Ucrania, Viktor Yushenko, la premier Yulia Timoshenko y Arseni Yatseniuk, presidente del Parlamento, expresan al secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, el deseo de que dicho plan (Membership Action Plan, según la terminología del bloque liderado por Estados Unidos) sea suscrito durante la cumbre de la OTAN, a celebrarse del 2 al 4 de abril siguientes en Bucarest, Rumania.
Al referirse a la disposición de cumplir con los requisitos previos al ingreso formal –un procedimiento complejo y dilatado que presupone adaptar a los estándares noratlánticos las fuerzas armadas y la legislación del país aspirante, entre otras condiciones–, el canciller ucraniano, Vladimir Ogrysko, destacó que se trata de “una nueva etapa de cooperación entre Ucrania y la OTAN”.
De manera simultánea, enfatizó que la carta “no contiene ni una sola palabra en el sentido de que Ucrania solicita su ingreso a la alianza (noratlántica)”, posibilidad que, en lo interno, no cuenta con el respaldo de las regiones orientales del país y, en lo externo, podría deteriorar la relación bilateral con Rusia, la cual no piensa quedarse cruzada de brazos ante la expansión de la OTAN hacia el este.
En un gesto significativo de suyo, la carta de los dirigentes ucranianos se dio a conocer poco después que el presidente Yushenko recibió en Kiev al senador Richard Lugar, copresidente del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara alta de Estados Unidos, quien celebró la inminente firma del plan de acciones entre Ucrania y la OTAN, al tiempo que coincidió en que dicho documento “sólo es el comienzo de un amplio debate en Ucrania y que podría culminar en un referéndum en el cual el pueblo ucraniano deberá decidir si apoya o declina ingresar a la OTAN”.
No es fortuita la insistencia de las autoridades ucranianas y del senador estadunidense en mencionar como inevitable un plebiscito, dado que la Constitución de Ucrania proclama el estatus de neutralidad de esa antigua república soviética, argumento principal de la oposición para rechazar su incorporación a la OTAN.
Mientras se define si Ucrania entra o no la OTAN, Rusia necesita resolver el problema de su base naval en Sebastopol, cuartel general de su Flota del Mar Negro.
Como pintan las cosas, resulta ya muy arriesgado seguir apostando a que, tarde o temprano, se instale en Kiev un gobierno afín a Moscú, toda vez que el tratado sobre el estatus y las condiciones de uso de esas instalaciones militares vence en 2017 y difícilmente será renovado.
Rusia empieza a considerar la variante de construir una base naval junto al puerto mercante de Novorossisk.
En una carta conjunta, difundida este miércoles en Kiev, la capital del vecino país eslavo, el presidente de Ucrania, Viktor Yushenko, la premier Yulia Timoshenko y Arseni Yatseniuk, presidente del Parlamento, expresan al secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, el deseo de que dicho plan (Membership Action Plan, según la terminología del bloque liderado por Estados Unidos) sea suscrito durante la cumbre de la OTAN, a celebrarse del 2 al 4 de abril siguientes en Bucarest, Rumania.
Al referirse a la disposición de cumplir con los requisitos previos al ingreso formal –un procedimiento complejo y dilatado que presupone adaptar a los estándares noratlánticos las fuerzas armadas y la legislación del país aspirante, entre otras condiciones–, el canciller ucraniano, Vladimir Ogrysko, destacó que se trata de “una nueva etapa de cooperación entre Ucrania y la OTAN”.
De manera simultánea, enfatizó que la carta “no contiene ni una sola palabra en el sentido de que Ucrania solicita su ingreso a la alianza (noratlántica)”, posibilidad que, en lo interno, no cuenta con el respaldo de las regiones orientales del país y, en lo externo, podría deteriorar la relación bilateral con Rusia, la cual no piensa quedarse cruzada de brazos ante la expansión de la OTAN hacia el este.
En un gesto significativo de suyo, la carta de los dirigentes ucranianos se dio a conocer poco después que el presidente Yushenko recibió en Kiev al senador Richard Lugar, copresidente del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara alta de Estados Unidos, quien celebró la inminente firma del plan de acciones entre Ucrania y la OTAN, al tiempo que coincidió en que dicho documento “sólo es el comienzo de un amplio debate en Ucrania y que podría culminar en un referéndum en el cual el pueblo ucraniano deberá decidir si apoya o declina ingresar a la OTAN”.
No es fortuita la insistencia de las autoridades ucranianas y del senador estadunidense en mencionar como inevitable un plebiscito, dado que la Constitución de Ucrania proclama el estatus de neutralidad de esa antigua república soviética, argumento principal de la oposición para rechazar su incorporación a la OTAN.
Mientras se define si Ucrania entra o no la OTAN, Rusia necesita resolver el problema de su base naval en Sebastopol, cuartel general de su Flota del Mar Negro.
Como pintan las cosas, resulta ya muy arriesgado seguir apostando a que, tarde o temprano, se instale en Kiev un gobierno afín a Moscú, toda vez que el tratado sobre el estatus y las condiciones de uso de esas instalaciones militares vence en 2017 y difícilmente será renovado.
Rusia empieza a considerar la variante de construir una base naval junto al puerto mercante de Novorossisk.
No hay comentarios:
Publicar un comentario