Una estadística de la Comisión Europea que ponía a España por delante de Italia en la renta por habitante de 2006 originó en diciembre reacciones opuestas. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero sacó pecho y lo consideró un "hito histórico". Para los medios de comunicación italianos fue una señal más del estancamiento de su economía. Y la polémica creció hasta tal punto que el primer ministro italiano, Romano Prodi, cuestionó los datos de Eurostat y destacó, entre otras cosas, que la medición del Fondo Monetario Internacional (FMI) mantenía a Italia 3.000 dólares por encima. Pero la última revisión del FMI, publicada el miércoles, deja a Prodi sin este argumento. Más aún, revela que España prácticamente alcanzó a Italia ya en 2005.
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La nueva medición deja sin valor una de las críticas de Prodi a Bruselas
La riqueza por habitante avanza en España, mientras la italiana retrocede
Los periódicos italianos abrieron sus ediciones del pasado 2 de enero con una carta de Prodi en la ponía en duda los datos de Eurostat y rechazaba cualquier lectura que pusiera a España por delante de Italia en PIB per cápita. Su crítica (que nunca hizo mientras ocupó la presidencia de la Comisión Europea) se centró en que los datos suministrados por Bruselas estaban medidos en paridad de poder de compra.
Con este sistema, habitual en las comparaciones internacionales, se miden grandes agregados económicos en función de lo que una unidad monetaria (un dólar o un euro) es capaz de comprar en cada país. "Es la mejor manera de eliminar distorsiones por los diferentes niveles de precios" asegura José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney.
Para calcular la paridad de poder de compra, se elige una amplia cesta de bienes y servicios y se comprueba cuánto se tiene que gastar de una misma moneda para comprarlos. "Así se compara la capacidad adquisitiva de cada país. Además, se incluyen muchos bienes y servicios que no se incluyen en el comercio internacional y que no tiene sentido valorarlos según el tipo de cambio habitual entre las monedas", añade Díez, que pone un ejemplo: para un español es irrelevante cuánto vale en dólares beber una cerveza en un bar porque no tiene la opción de tomarla en Estados Unidos.
El problema está en que la medición en paridad de poder de compra se basa en la extrapolación para cada país de muestras estadísticas. Y el resultado puede ser muy distinto según cuantos bienes y servicios se incluyan, cuántos puntos de muestreo se tomen y la calidad de la información. Y a eso se agarró Prodi para desautorizar los datos de Bruselas.
La medición en paridad de poder de compra del PIB por habitante de 2006, según Bruselas, fue en España equivalente al 105% de la media de la UE, mientras que Italia se quedó en el 103%. Sin embargo, para el FMI, y según su medición en paridad de poder de compra, la riqueza per cápita de Italia, con 31.000 dólares, estaba aún claramente por delante de la española, 27.914 dólares, ese año.
"Todo el mundo sabe que este tipo de análisis es del todo aleatorio, no existe una metodología estándar" añadió Prodi en su carta, tras destacar las cifras del FMI. Pero los organismos internacionales sí trabajaban ya con una metodología estándar, desarrollada por el Programa de Comparación Internacional, del Banco Mundial. De hecho, los datos de Bruselas ya se ajustaban a esta nueva medición, más amplia y precisa. El FMI asumió esta semana ese trabajo y empezó a actualizar sus datos. Una revisión que beneficia a España frente a Italia, un resultado coherente con los datos de la Comisión.
El Progama de Comparación Internacional sólo da aún datos por países de 2005. Pero la diferencia ya es palpable: la renta por habitante en España aumentaría más de 700 dólares, hasta los 27.250 dólares, mientras que la de Italia se reduciría en casi 2.000, hasta los 27.750 dólares.
La evolución del PIB y la población en ambos países durante 2006 permite augurar que cuando el FMI revise las cifras de ese año, España superará a Italia, como adelantó Bruselas: la economía española creció en 2006 un 3,9%, frente al 1,9% de Italia, mientras que la población de ambos países aumentó en términos similares (algo más del 1%).
A Prodi aún le queda algún argumento, como que el PIB por habitante en términos absolutos de Italia (25.300 euros) sigue por delante del español (22.300). O que el valor de su economía, sin referirlo a la población, sigue siendo casi un 40% superior a la española. Pero su apelación al FMI ha acabado por salirle mal.
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