jueves, 20 de diciembre de 2007

Fuerzas 'naranjas' al Gobierno en país dividido partidarios Occidente y Rusia




Las elecciones legislativas anticipadas celebradas en Ucrania el 30 de septiembre no consiguieron alterar el empate político entre los partidarios del acercamiento a Occidente y los que miran hacia Moscú, aunque finalmente formarán Gobierno las fuerzas que protagonizaron la llamada Revolución Naranja en 2004. Tres años después de esa incruenta revolución, aquellas formaciones lograron recuperar el control del Legislativo e intentan ahora constituir Gobierno, con una estrecha mayoría de 227 de los 450 escaños.El bloque de Yulia Timoshenko (BYT) y Nuestra Ucrania-Autodefensa Popular (NU-AP), del presidente ucraniano Víctor Yúschenko, consiguieron superar sus discordias y forjar una renovada coalición 'naranja'.En particular, esas fuerzas acordaron impulsar la integración en las instituciones occidentales, retirar la inmunidad a los diputados, abolir el servicio militar obligatorio y penalizar el transfuguismo parlamentario.La mayoría parlamentaria eligió como presidente de la Rada Suprema (Legislativo) a Arseni Yatseniuk, ex ministro de Exteriores y conductor de la política de Yúschenko de integración en la Unión Europea y la OTAN.En cumplimiento de los acuerdos preelectorales, el presidente propuso para la jefatura del Gobierno a su antigua aliada Timoshenko, cuyo bloque fue el más votado en el bando 'naranja'.La propuesta choca con la resistencia del Partido de las Regiones (PR) del primer ministro saliente, el pro ruso Víctor Yanukóvich, quien ocupa ese cargo desde agosto de 2006.El PR fue el más votado en los comicios, pero sus 175 escaños no fueron suficientes para formar mayoría, ni siquiera con el apoyo de sus aliados comunistas y el Bloque de Vladímir Litvin, ex presidente de la Rada.Timoshenko ya fue primera ministra entre febrero y septiembre de 2005, pero sus repetidos enfrentamientos con el equipo del presidente terminaron con su destitución.Ahora, la carismática política insiste en que ha hecho examen de conciencia y no repetirá los mismos errores que condujeron en 2005 a las luchas intestinas en las filas 'naranjas'.Ucrania era gobernada por una coalición integrada por el PR, comunistas y socialistas cuando en abril pasado Yúschenko disolvió el Parlamento por el transfuguismo de diputados de la oposición al bando oficialista.La Rada y el Gobierno se negaron a acatar la disolución, lo que desató una crisis institucional que concluyó 55 días después con un pacto entre Yúschenko y Yanukóvich para convocar comicios anticipados.Tras declarar que las elecciones eran un examen de democracia, Yúschenko exigió a los partidos que jueguen limpio y no vuelvan a dividir el país, de 47 millones de habitantes, en alusión al este pro ruso que apoya a Yanukóvich y el oeste que respalda a las fuerzas 'naranjas'.Rusia, que en 2004 se volcó en apoyo de Yanukóvich, tampoco ahora permaneció de brazos cruzados.Tras conocerse la victoria de los 'naranjas', Moscú amenazó con cortar a Ucrania, por las deudas, las entregas de gas, en una réplica del conflicto que alteró los suministros a Europa en 2006, y le subió un 38 por ciento el precio del carburante para el año próximo.Esa decisión, que pone en jaque a la industria ucraniana, será el primer desafío que afrontará el Gobierno de la coalición, si ésta consigue perdurar y evitar nuevas crisis políticas.Celoso del creciente peso de Timoshenko, quien puede ser su rival en los comicios presidenciales de 2009, Yúschenko intenta imponer una ley de Gobierno que recorte las facultades del primer ministro y también exige aprobar en 2008 una nueva Constitución.Otro de sus objetivos es revisar la reforma política aprobada antes de la Revolución Naranja, a la que considera el detonante de las últimas crisis, pues traspasó al Parlamento parte de las atribuciones presidenciales, pero dejó demasiadas lagunas legales.Por otra parte, pidió un pacto de todas las fuerzas políticas para evitar nuevas crisis e instó a la mayoría parlamentaria a ceder a la oposición de Yanukóvich importantes puestos en la Rada y el Gobierno.En Ucrania, los incesantes relevos de figuras y fuerzas políticas en el poder, en contraste con la vecina Rusia, parecen confirmar que la democracia funciona y tiene futuro.Y el crecimiento de la economía, cuyo ritmo por tercer año supera al de Rusia, sin apoyarse en reservas de crudo y gas, demuestra que las batallas políticas, al menos, no estrangulan ni atemorizan a la libre empresa y las inversiones.
Terra Actualidad - EFE

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